2021 se puede resumir como un año de cara energía, sobre todo, en lo que a los precios de la luz y del gas se refiere. De hecho, la electricidad ha batido su récord histórico hace una semana, llegando a los 383,67 euros por megavatio-hora y multiplicando por ocho el de hace un año,... por mucho que el Gobierno eche balones fuera y sólo culpe al mercado internacional (alza del gas y de los derechos de emisión de CO2). Además, ha habido algunos ‘cortocircuitos’ en determinadas compañías del sector, como la opa de IFM en Naturgy -menos mal que ha resultado fallida- y la imputación de Ignacio S. Galán, presidente y CEO de Iberdrola, en el ‘caso Villarejo’.

Y sí, como ya dijo Hispanidad, el Gobierno no cumplirá su promesa de que la factura eléctrica será igual que la de 2018, aunque el triunfalista Pedro Sánchez diga que sí lo hará. ¡Atención! Hasta él mismo, en su comparecencia de balance del año y de la mitad de legislatura, reconoció que tres de cada diez contratos (o sea, el 30%) acogidos a la tarifa regulada (la denominada PVPC, con la cual cuentan 11 millones de hogares) pagarán “algo más” que en 2018, sí, lo han leído bien, Sánchez dijo que “algo más”. Eso sí, siguió defendiendo que cumplirá la promesa inicial realizada en 2018 porque se refería a “todos los ciudadanos con un consumo medio”, por lo tanto, mezclaba a los 11 millones de hogares de la PVPC y a los 17 millones con tarifa libre, y además, Sánchez presumió de que el 70% pagará menos.

Hasta Sánchez reconoció que tres de cada diez contratos (o sea, el 30%) acogidos a la tarifa regulada pagarán “algo más” que en 2018. O sea no cumplirá su promesa, por mucho que diga que sí

No hay que olvidar que la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, ha insistido en retar a las eléctricas y en las trampas, ante el encarecimiento de la luz, hace días. Este año ha vuelto a quedar patente que todo lo verde es caro, aunque Ribera sigue empeñada en cerrar la nuclear, que es barata y casi no emite CO2, a pesar de que cada vez más países (China, Francia, Finlandia, Países Bajos, etc.) están apostando por la misma y por su convivencia junto a las renovables para descarbonizar sus sistemas energéticos… y hasta la Comisión Europea se prepara para clasificarla como energía verde, según informa Le Monde. Eso sí, España y Alemania no rectifican y cerraran su reactores, ¡qué error! Es más, los germanos ya hasta adelantan que podrían incumplir sus objetivos climáticos en los próximos años, como recoge Europa Press, y no hay que olvidar que el 1 de enero empezarán con su apagón nuclear. ¡Mal van y vamos!

En el balance del año cobra gran protagonismo Naturgy, por la opa que anunció el fondo australiano IFM el pasado 26 de enero y que ha dado mucho que hablar en los últimos doce meses. Afortunadamente, ha resultado ser una opa fallida, aunque no por falta de apoyo del Gobierno (en especial, de Ribera, que defendió de forma entusiasta a IFM): sólo logró hacerse con el 10,831% del capital de la energética a un precio de 22,07 euros, aunque aspiraba a hacerse con entre el 17% y el 22,689%, y al final bajó el umbral al 10%. Claro que IFM ha hecho gala de inmoralidad, porque ha comprado acciones tras el periodo de aceptación de la opa a mayor precio, pero la CNMC ha dicho que no es ilegal: así, ha llegado al 12,040% de la energética que tiene como presidente y CEO a Francisco Reynés y a Criteria Caixa como principal accionista (dueña del 26,708%). Y por cierto, la acción de Naturgy cotiza actualmente cerca de los 29 euros y no hay que olvidar que el fondo australiano se ha quedado solo, al menos por ahora, porque los fondos GIP y CVC se mantienen fieles a su acuerdo con Criteria y la principal consecuencia de esto es que IFM aún no ha pedido consejero en Naturgy, aunque persigue lograr dos.

Este año ha vuelto a quedar patente que todo lo verde es caro, aunque Ribera sigue empeñada en cerrar la nuclear, que es barata y casi no emite CO2, a pesar de que cada vez más países (China, Francia, Finlandia, Países Bajos, etc.) están apostando por la misma y por su convivencia junto a las renovables para descarbonizar sus sistemas energéticos

En Iberdrola, las aguas han andado bastante revueltas y no sólo por los cambios en el tema de la comunicación y la imagen (fichajes de Antonio Miguel Carmona y José Luis Fernández Peña -más conocido como ‘Chunda’-). El principal motivo de ello ha sido la imputación de Iberdrola Renovables como persona jurídica y también la imputación del propio Galán en el ‘caso Villarejo’ (de hecho, este último tendrá que declarar a mediados del próximo enero en la Audiencia Nacional). Algo que ha tenido cierta repercusión en la reputación corporativa: la cotización ha bajado más de un 12% en el año y han obtenido la negativa a la compra de PNM Resources. Eso sí, no hay que olvidar que Galán nunca se mete en política, pero se rodea de personas de PP, PSOE y PNV: ha ascendido a Isabel García Tejerina a consejera de Iberdrola. Todo ello en una compañía donde está cada vez más forzado a nombrar un CEO (sobre todo por las presiones de BlackRock, segundo accionista de la eléctrica). 

Además, continúa la burbuja especulativa con las renovables, aunque se han frenado sus salidas a bolsa. Tras el fracaso que tuvo Ecoener en su debut, sólo Acciona Energía se atrevió a hacerlo, eso sí, tanto la filial de renovables que preside José Manuel Entrecanales como su matriz han dado muy mal ejemplo en plena caída de la transparencia empresarial.