La presentación de resultados de las entidades cotizadas tiene un gran parecido con el mundo de la gastronomía. El otro Dabiz Muñoz, de Diverxo, era consciente de que en el mundo de la cocina el éxito depende de las expectativas que tengan los clientes sobre el producto y el espectáculo que le puedas ofrecer en cada momento. Puedes ser un auténtico genio de los fogones, un trapecista en la gestión del producto, que si las expectativas creadas no quedaban satisfechas, podrías caer en el olvido del mundo y de la Guía Michelín, agonizando en un mercado que acabaría por devorarte.

Por ello, gestionar adecuadamente estas esperanzas es clave para conseguir el éxito, centrándote, no sólo en ser un buen productor, un buen cocinero. Y esto lo conocen muy bien las empresas cotizadas, las endemoniadas empresas del Ibex 35 que deben luchar contra incautos políticos sin formación que consideran que sus ganancias son a costa de la lucha de clases entre el capital y la mano de obra, que considera que el valor añadido y el precio del producto depende de las horas de trabajo manual que se destina a ello.

Si encima se las critica por no pagar impuestos, apaga y vámonos, algo paradójico en el caso de una eléctrica como Iberdrola, donde las puertas giratorias parecen, según dicen algunos, abrirse sólo para estos políticos.

Y es que en este último semestre Iberdrola sólo ha ganado 1.410 millones de euros, un pastizal que supone un 7% menos que el mismo periodo del año anterior. Una porquería comparativa o una fortuna explotadora de recursos humanos, según el punto de vista.

Aumenta el apalancamiento aunque resulta manejable

Pero claro, estos datos están marcados por la situación actual del mercado y por el hecho de que los importes del año pasado quedaban sesgados con los beneficios obtenidos de la operación de fusión de Gamesa con los activos de renovables de Siemens. Si quitáramos tales datos excepcionales, y a efectos de comparación con el resultado ordinario, el beneficio sería de 1.367 millones de euros, nada más y nada menos que un 27% más. Parece, por tanto, que la recuperación llega a la cuenta de resultados, lo que permitiría a Iberdrola alcanzar el beneficio esperado de 3.000 millones de euros al cierre del ejercicio, lo que supondría un incremento del resultado bruto de explotación de más del 20% hasta los 9.000 millones, el más alto de la historia. Y es que, en el fondo, Galán está invirtiendo en expectativas, en convertir a Iberdrola en un valor atractivo que, en un momento de mejora de los precios en Europa y en México, y la normalización de la producción nuclear –algo optimista en manos de un socialista como Sánchez– le permitiría incrementar el dividendo en línea con la evolución de los resultados.

Si analizamos en mayor detalle sus datos, su cifra de ebitda se ha incrementado un 17.1% hasta valores superiores a 4.435 millones de euros. En estos datos, debe tomarse en consideración el efecto tipo de cambio, que perjudica negativamente los resultados en 260 millones de euros. Esta evolución del ebitda se fundamenta en una mejora de todas las áreas de negocio. En renovables, se incrementa en más de un 25%; en Redes, un 20% y en Generación y Clientes, un 1,7%. Estos datos evidencian la solidez del beneficio alcanzado, soportándose en todos los segmentos de actividad. Los ingresos de la entidad en el periodo enero a junio se elevan a 17.586 millones de euros, un 17,5% más.

Lo mejor, todas las divisiones funcionan

Desde el punto de vista del balance, la deuda neta refleja un mayor apalancamiento del grupo, con un importe total de 34.037 millones de euros, dato que debe ser comparado con los 29.474 millones de euros correspondientes al mismo periodo del ejercicio anterior. Este aumento tan relevante se debe a la consolidación de Neoenergía en Brasil, que aporta un volumen total de deuda neta de 2.600 millones de euros y, sobre todo, en un aumento importante de las inversiones, un total, hasta junio de 2.478 millones de euros, empleado fundamentalmente en Redes (un 42%).

Por tanto, creadas las expectativas, y asumiendo que el menú que nos sirve Ignacio Galán es de buena calidad, queda ahora un intenso trabajo para que los ‘clientes’ puedan valorar con éxito el comportamiento del grupo a lo largo de lo que queda de ejercicio. Los accionistas tienen hambre, los políticos aversión, y sólo queda cumplir, y cumplir por encima de lo esperado. De momento las acciones bajan un 1,39%, la copa de cortesía, ahora mismo, no funciona.