Sr. Director:

Nigeria es un país especialmente dramático para la minoría cristiana. Pienso que, como cristianos, más concretamente como católicos, es nuestra obligación moral seguir rezando por los hermanos perseguidos y seguir clamando, con los obispos, para que Nigeria no caiga en el olvido de la comunidad internacional y, de esta forma, se pueda poner fin cuanto antes a una barbarie que parece no tener fin.