"Ética teológica della Vita", constituye el  último equívoco de la Academia Pontificia de la Vida, compendio de un seminario, del que ya hemos hablado en estas páginas, tras la denuncia de la española Mónica López BarahonaYa hemos hablado de esto en Hispanidad y la conclusión es la misma: no, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia, puede cambiar -ni va a cambiar- la Iglesia, o sea, el Papa, la doctrina de la Iglesia sobre los anticonceptivos, todos ellos prohibidos porque todos los que se venden hoy en el mercado son potencialmente abortivos (actúan antes pero también después de la fecundación) y porque el fin del matrimonio cristiano es la procreación y educación de los hijos (además del mutuo auxilio entre los cónyuges) y no evitar la procreación. La Iglesia condena, y hace bien, el sexo sin procreación y la procreación sin sexo. 

Esto lo defiende la Iglesia y, como también hemos dicho, lo han defendido siempre las columnas de la Iglesia, como el Opus Dei.

Si el Papa no aclara las cosas y encima sus colaboradores próximos contribuyen al embrollo... las cosas seguirán confusas

Vamos con los hechos. Lo explica la agencia Zenit y lo explica muy requetebién. El asunto es que varios científicos se han unido para corregir a la Pontificia Academia de la Vida, que coquetea con el error, invitando a sus congresos a quienes defienden posturas anticatólicas. 

De entrada, lo de siempre: el catecismo dice lo que dice y la ley moral nunca cambia... porque Dios es inmutable. 

Y tranquilos: no es que Francisco haya cambiado la doctrina cristiana sobre la contracepción. Lo que ocurre es que se trata del Papa más manipulado de los tiempos modernos. De lo que sí puede acusársele es de no cortarles las alas, con mayor prontitud, a sus colaboradores, cuando empiezan a expeler tonterías. Porque si el Papa no aclara las cosas, y encima sus colaboradores próximos contribuyen al embrollo... las cosas seguirán confusas y los católicos confundidos. Y la doctrina puede estar en cualquier modo... menos en dos: en modo erróneo o en modo confuso. Hoy tenemos una Iglesia confusa y confundida.

El catecismo dice lo que dice y la ley moral nunca cambia... porque Dios es inmutable. Recordemos a San Juan Pablo II: "No confundir la ley de la gradualidad con la gradualidad de la ley

Recordemos el principio de San Juan Pablo II: No confundir la ley de la gradualidad con la gradualidad de la ley. La ley moral y la ley natural, que sin entrar en distingos vienen a ser lo mismo, dicen lo que dicen, son claras y taxativas. Otra cosa es que la verdad deba ser aplicada con caridad, pero eso significa que hay que aumentar la caridad, no reducir la verdad.

La verdad deba ser aplicada con caridad, pero eso sólo significa que hay que crecer en caridad, no reducir la verdad

Ahora bien, ¿ha fracasado la Iglesia frente a la omnipresente píldora? No, de hecho, el anticonceptivo más usado sigue siendo el único que no mata: el condón y conste que la Iglesia tampoco lo admite. Pero ese dato supone que la desconfianza hacia los efectos reales de la píldora -la píldora mata- siguen vigentes. Afortunadamente. 

¿Ha fracasado la Iglesia frente a la píldora? No, de hecho, el anticonceptivo más usado sigue siendo el único que no mata: el condón. Pero conste que la Iglesia tampoco lo admite

Para dejarlo claro: la Iglesia prohibe la píldora porque la píldora es homicida. Sí, homicida en potencia... aunque el cura de la esquina le diga lo contrario. El catecismo dice lo que dice y la ley moral nunca cambia... porque Dios es inmutable.