
Resulta que han fallado las pulseras, las famosa pulseras que llevan los maltratadores y PSOE y PP se han enredado a cuenta de un sistema que a mí no me agrada, porque eso de atarme con seguimiento electrónico, a los seres humanos como que no me mola.
Pero ya sabemos que todo el maltrato de género está montado para fastidiar al varón, al culpable y al inocente.
Se queja la socialista Montse Mínguez de que algunos, o sea Vox, lo llaman violencia intrafamiliar. ¿Y por qué no, si realmente lo es? Mínguez es una buena elección como portavoz del PSOE. No dice sino las acostumbradas tontunas del Sanchismo pero aparenta moderación y eso, en un partido que se ha vuelto tan radical y sectario como el PSOE de Sánchez, es de agradecer.
Así, sin levantar la voz, Montse nos explica que las pulseras de protección de la mujer maltratada no matan, lo que mata es el negacionismo, y lo mismo repite la señora ministra de Igualdad, Ana Redondo, aunque un pelín más cabreada.
Vamos con ello. En primer lugar, el negacionismo no existe. Ningún varón, o mujer, son tan idiotas como para negar que haya maridos que golpean a sus esposas. Y siempre según el mismo patrón: cuando el amor en la pareja se convierte en oido, cada sexo emplea sus mejores armas: el hombre, la fuerza bruta.
Los llamados negacionistas, por ejemplo, yo, no negamos que esa violencia exista, lo que afirmamos es evidencias tales como:
1.La mujer también ejerce la violencia. Por ejemplo, con la lengua no con las manos. Si no supiera ejercer este tipo de violencia, y uno diría que con más maestría que el varón, la mujer sería idiota... y la mujer no es idiota.
2.Le llaman violencia familiar... es que lo es. La peor violencia se produce en el hogar y en matrimonio por la sencilla constante histórica de que la corrupción de lo mejor es lo peor, y el amor, o dura para siempre o se convierte en odio. No es violencia de género, es violencia en la pareja, doméstica, en el hogar, en la familia... porque la corrupción de lo mejor es lo peor.
3.La violencia doméstica sólo se cura con la vuelta al amor doméstico... y con el principio expresado por San Pablo, pero no sólo cristiano sino propio de cualquier civilización, de que entre un hombre y una mujer que conviven sexualmente se produce una relación tan importante, tan íntima que debe ser eternamente disfrutada o eternamente soportada. Otra forma de decir que el amor erótico se basa en el compromiso vital... o acaba como el rosario de la aurora.
4.El sexo tiene por motivo la unión, el mutuo auxilio, que decían los clásicos, y la procreación. Sobre la pareja ha recaído, en el ámbito cristiano y en todas las culturas y en todas ls civilizaciones, la permanencia de la raza humana sobre la faz de la tierra... nada menos.
Por tanto, señoras Redondo y Mínguez, dejen ustedes de decir bobadas. Las crisis de parejas, las innúmeras familias destrozadas por la falta de compromisos, no se arreglan con una lucha contra la violencia de género o machista, si lo prefiere: los problemas no se solucionan intentando paliar las consecuencias sino atajando las causas.
Segundo: no existen los negacionistas, lo que existen son los discrepantes con su enloquecida política feminista que tanto daño ha hecho a varones y mujeres, dos sexos muy distintos, llamados a colaborar, no a pleitear.
¡Ah!, señora Redondo: sonría de vez en cuando... no le vendrá mal. Haga como su compañera, Montse Mínguez, que al menos no grita. ¡Ah!, señores del PP dejen de aprovechar el fallo de las pulseritas, que no deja de ser una anécdota y vayan al fondo de la cuestión, a la pavorosa crisis familiar que estamos viviendo, porque la familia no es sólo la célula social básica, es una célula de resistencia a la opresión. Si el matrimonio y la familia no funcionan, no funciona nada.












