Antena 3 cuenta la pesadilla por la que está pasando Pedro desde que en marzo de este año unos okupas se metieran en la casa que su difunta abuela le dejó en herencia, en Cartagena (Murcia).

El plan de Pedro y su familia era vender la casa y tenían posibles compradores, pero a la hora de cerrar la operación se encontraron con la vivienda okupada, por lo que interpusieron una denuncia ante la Guardia Civil, pero todavía no han recibido respuesta judicial.

Pedro, sobrepasado por la situación decidió entrar en la vivienda, llamó al timbre y nadie le abrió, por lo que tomó la decisión de entrar a la fuerza con una pata de cabra y forzar la puerta. 

Consiguió abrir, pero justo cuando iba a entrar fue detenido por la policía local: "Es mi casa, me puse a abrir la puerta de mi casa porque no abría nadie", cuenta, pero fue llevado por los agentes a dependencias policiales, según marca la ley. Tuvo un juicio rápido por el que los okupas le pedían multa, pagar la reparación de la puerta y pena de cárcel, aunque ha conseguido salir absuelto

Los okupas siguen en la vivienda, Pedro está intentando que se vayan o que paguen un alquiler, pero, claro está, no han conseguido llegar a un acuerdo. 

Este no es el primer caso de este tipo, recuerden el caso de los dos hombres, de nacionalidad francesa y de 84 y 53 años, que accedieron a su vivienda para echar a los okupas, pero que fueron detenidos por la Polícia Local de Calella (Barcelona). O el del propietario de Murcia que consiguió echar a los okupas de su vivienda, por lo que se enfrenta a una pena de hasta tres años de cárcel.

Deberían haber hecho como el alcalde independentista por Junts per Caldes de Caldes de Malavella (Gerona) y presidente del Consejo Comarcal de la Selva, Salvador Balliu, que entró en su finca empuñando un hacha e increpando a los okupas que disfrutaban de las vacaciones de Semana Santa en la propiedad del alcalde y consiguió que los okupas se fueron en cuestión de horas, y sin ser detenido.