Llevamos suficiente tiempo comprobando qué es exactamente el feminismo de cuarta ola, también llamado queer. Comprobamos que no es bueno, porque nada aporta a la sociedad que no sea ruptura, injusticia, desigualdad y crispación
Llevamos suficiente tiempo comprobando qué es exactamente el feminismo de cuarta ola, también llamado queer. Comprobamos que no es bueno, porque nada aporta a la sociedad que no sea ruptura, injusticia, desigualdad y crispación.
Hemos sido conscientes de que todas las leyes que dividen a la sociedad parten del Ministerio de Igualdad, que una vez más se muestra como eufemismo y que, como siempre, ejerce la función contraria. Leyes donde la desigualdad ante la ley deja a parte de la sociedad sin defensa como la Ley de Violencia de Género; leyes como la del Sí solo es Sí abandonan a las mujeres a la suerte de los mismos hombres que las violaron o abusaron; leyes tan perversas como la Ley Trans, que usa a las mujeres para impulsar a hombres que dicen ser mujeres, a las que por eso tienen derecho a posiciones ventajosas en la selección laboral, en el deporte, las subvenciones, etc. O que también en esta misma la ley trans, permita que los menores con 16 o más años de edad pidan el cambio de sexo sin el permiso paterno, sin aval judicial ni requisitos de ningún tipo y que en el caso de los adolescentes de 14 y 15 años, los padres pueden participar, pero solo en calidad de asistentes. Leyes como la del aborto que permite que una hija menor de edad pueda tomar decisiones tan graves como abortar sin que los padres puedan objetar nada bajo peligro de multas o incluso quitarte la custodia de tu propia hija. Vivimos en un tiempo en el que todo esto es posible, pero en la farmacia no te despachan ibuprofeno de 600 gramos si no traes la receta médica.
También hemos comprobado que los gurús responsables de que este feminismo avance, aunque sea como pollo sin cabeza, sean personas de bajísimo perfil intelectual, normalmente lejos o muy lejos de la realidad social, que ganan mucho dinero y que sus intereses particulares nada tienen que ver con el bien común y que, por el contrario, solo les beneficia a ellos mismos porque han convertido en su profesión la perversión de la persona y vivir de nuestros impuestos, ya sea de forma directa o vía subvenciones.
Leyes como la del aborto que permite que una hija menor de edad pueda tomar decisiones tan graves como abortar sin que los padres puedan objetar nada bajo peligro de multas o incluso quitarte la custodia de tu propia hija. Vivimos en un tiempo en el que todo esto es posible, pero en la farmacia no te despachan ibuprofeno de 600 gramos si no traes la receta médica
El recorrido de los líderes feministas de nuestro país son las mujeres por obligación y muchos hombres por táctica política, pero que en cuanto se descuidan se les ve el plumero como a Pablo Iglesias Turrión, al que su confesión de azotar hasta que sangre a Mariló Montero, siempre le acompañará; o al presidente Pedro Sánchez, que presume del gobierno más feminista porque la mitad son mujeres aunque muchas de ellas sean auténticos desastres en sus cargos como María Jesús Montero, Teresa Ribera, Yolanda Díaz o Nadia Calviño… Un presidente tan feminista, del que no debemos olvidar sus declaraciones sobre «la gran conquista del movimiento feminista» que era la Ley de Sí solo es Sí.
Y en este gobierno también está Irene Montero, que demuestra una y otra vez su ignorancia como gestora, que le mueve el sectarismo y el odio que expelen sus amenazas, así como sus discursos eternamente enfadada, que ya no impresionan a nadie.
El feminismo posmoderno es un feminismo que se define en el todo contra todos, es lo más woke del mercadillo de las degeneraciones. Un movimiento que en la medida que la sociedad se wokiza, surgen más y más productos para comprar la nueva ñoñez ideológica. Irene Montero y sus secuaces de la banda ministerial, Ángela Rodríguez Pam o Ione belarra, tienen como misión oficial generar polémica y defender desde la soberbia el trabajo chapucero de sus leyes que, como insiste la titular de Igualdad, quien sostiene que es tal la calidad de la ley que incluso recibe felicitaciones de organismos internacionales como el Parlamento Europeo o Naciones Unidas. En fin, no se lo pierdan porque son como la banda de Mirlitón, al que ahora también se suma otro indigente moral, el ministro Félix Bolaños.
Pero, si no me equivoco mucho, como nos equivocamos millones de españoles cuando votamos Mariano Rajoy, la esperanza de que el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo haga algo para cambiar estos nuevos paradigmas políticos impuesto desde los partidos más progre-globalistas de la historia -que no comunistas ni socialistas, eso solo es la pose-, porque en el fondo hay lazos invisibles, para nosotros pobres mortales, que les unen.
Atención a las últimas declaraciones de Feijóo realizadas a El Confidencial… Pregunta: «¿Descarta toda posibilidad de un gran acuerdo transversal con el Partido Socialista?». Respuesta: «Lo intentamos dos veces en las elecciones de 2016 y ahora entendemos perfectamente aquel "no es no". Sánchez tiene alergia a hablar con un partido constitucionalista de centroderecha como es el Partido Popular. Yo no descarto volver a pactar con el PSOE si se resetea, si tiene una derrota electoral y cambia a su secretario general». Es decir, se aleja claramente de Vox por las posturas incómodas que pueda proporcionarle de cara a la re-legislación que posiblemente le obligara a realizar como ha sucedido en Madrid.
Feminismo (Alianza), de Deborah Cameron. Es un recorrido completo por la historia, desarrollo y actuales debates de este movimiento social. La autora habla de las distintas "olas" del mismo (actualmente estaríamos en la cuarta) y va desgranando debates, autores, situaciones, etc.
Familias contracorriente (Palabra), de VV. AA. Este libro ayuda a encontrar la pregunta que todo padre se formula antes o después: ¿qué quiero para mis hijos? Los tiempos exigen una preparación interior que fluya en primer lugar en tu familia.
Relativismo e ideología de género (Voz de Papel), de Pedro Trevijiano. Se desmontan los mitos que existen en nuestra sociedad sobre “relativismo” e “ideología de género”. Desde hace ya algún tiempo, el tema del relativismo y una de sus consecuencias, la ideología de género, son de los problemas más graves de nuestra Sociedad.