Le guste o no le guste a la ministra de Igualdad (y parece que no le gusta), la violencia contra la infancia no tiene género
Olivia se ha convertido en la niña cuyo caso ha sido el número 50 de un menor que muere a manos de uno de sus progenitores -en este caso, de su madre- desde que hay registros en el año 2007. La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha roto su silencio dos días después de que se conociera el asesinato de la pequeña, a manos de su madre, después de que la Justicia entregara la custodia al padre. "Envío todo mi cariño a la familia", ha dicho durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, al ser interpelada por Vox sobre este asunto, al tiempo que acusaba a la formación de Santiago Abascal de "cómplice de los agresores machistas"
"Condenamos el asesinato de la criatura asesinada en Gijón. Este Gobierno lucha y luchará contra todas las formas de violencia contra la infancia.
— PODEMOS (@PODEMOS) November 2, 2022
Dejemos de enfrentar a las víctimas y usar su dolor políticamente".
📽 @IreneMontero pic.twitter.com/3NkkTzhSqX
Dice Irene Montero que no hay que usar a las víctimas políticamente.
— Doc Hollyday (@DocHollyday3) November 2, 2022
Lo que decía cuando los asesinos eran hombres: pic.twitter.com/DyAwZQfF00
Volviendo a las cifras de asesinatos de niños a manos de sus progenitores, según datos del Registro Central de Medidas de Protección Integral contra la Violencia Doméstica y de Género hasta mayo de 2022, 26 mujeres, frente a 24 hombres, han sido condenadas por sentencia firme por el asesinato de sus hijos desde 2007. Casos como el de Ana María B.L., la mujer que, en octubre de 2019, quitó la vida a su hijo de siete años en su domicilio de Huércal de Almería y para quien el Tribunal Supremo (TS) confirmó la pena de prisión permanente revisable.
Los 50 condenados por matar a sus hijos desde 2007: 26 mujeres frente a 24 hombres. pic.twitter.com/xCfqpbfNPh
— Wall Street Wolverine (@wallstwolverine) November 1, 2022
Según el dictamen pericial en el que se apoyaron los jurados destacó, según señala la sentencia, que "no existió en la acusada, en el momento de matar a su hijo, ningún tipo de trastorno psíquico que pudiera mermar o alterar sus facultades volitivas, ni existió alteración psíquica, solamente sentimientos de tristeza, rabia e impotencia, que fueron creciendo, contra su excompañero y su hijo".
También en el caso de la madre de la pequeña Desiree, a quien un jurado popular consideró responsable de la muerte de su hija de siete años, para que no pasase más tiempo con su padre.
Y es que, lo explicaba mejor que bien en una tertulia la abogada Bárbara Royo, le guste o no le guste a la ministra de Igualdad (y parece que no le gusta), la violencia contra la infancia no tiene género.
ENORME, la abogada @BARBARAROYO en @YAhoraSonsoles 👏🏻👏🏻👏🏻 (1/2) pic.twitter.com/jaDEPCFMDz
— Pedro Pineda Celis (@pedropcelis) November 1, 2022
Y eso que entre los medios los hay que se empeñan en defender a la verdugo según el sofisma habitual: si una mujer se porta como una miserable no es porque sea miserable sino porque está enferma... y probablemente la culpa de su enfermedad la tenga el varón, de suyo maltratador. Por ejemplo, este varón, el más próximo a ella, el padre de la niña.
“Suicidio ampliado”, “homicidio por compasión”. El nivel de podredumbre es ya absolutamente insoportable. pic.twitter.com/zdMmEW19zv
— InfoVlogger (@infovlogger36) November 1, 2022