Ha ocurrido en una pequeña localidad de EEUU, Framingham (estado de Massachusetts). Y lo cuenta Religión en Libertad

El presidente del comité demócrata de esa ciudad —también de mayoría demócrata—, de nombre Michael Hugo, en un pleno municipal el pasado 7 de febrero que abordaba una resolución de apoyo a los "derechos reproductivos" y de rechazo a los centros provida, dijo lo siguiente: "Nuestro temor es que si la persona que hace la ecografía no está cualificada y no diagnostica un defecto cardiaco, el fallo de un órgano, la espina bífida o una encefalopatía, esto se convierte en un asunto muy local, porque nuestro presupuesto escolar tendrá que absorber el coste de un niño con educación especial y facilitar un montón de servicios especiales a los niños que nazcan con ese defecto”.

Esas palabras han motivado un escándalo en esa pequeña localidad estadounidense. Y algunas de las reacciones pueden verse en este vídeo:

 

 

Por ejemplo, Sheryl Goldstein, presidenta del comité municipal de atención a los discapacitados, declaró: "Lo considero un ataque personal a mis propios hijos", "por afirmar que mis hijos con discapacidades no merecen el gasto del sistema educativo". A su oficina llegaron infinidad de quejas y "la gente quería que hiciésemos algo". 

Kristan Hawkins, de Students for Life [Estudiantes por la Vida], lamentó igualmente que, cuando se está presumiendo tanto de ser inclusivos y de proteger la diversidad, se diga que "ciertas personas no deberían nacer porque cuestan demasiado dinero". "A mí me da igual lo que Hugo piense de mis hijos. Yo sé que mis hijos son valiosos porque Dios los ha hecho valiosos”. 

John Fetherston, padre de un hijo autista, denunció: "Oigo esto y pienso: ¿Cómo? ¿Hay uno que piensa que debería haber abortado a mi hijo porque va a ser una carga para el presupuesto escolar?”. 

El Partido Demócrata local tardó nada menos que diez días en distanciarse de lo dicho por Hugo. Y este, transcurrido el mismo tiempo, también se retractó con sus "más sinceras y humildes disculpas" por unas afirmaciones que considera "hirientes y ofensivas” y que "no reflejan apropiadamente" lo que quiso decir. Aunque no aclara lo que quiso decir, explica Religión en Libertad. 

¿Vas a reconsiderar el valor intrínseco de todo ser humano aunque sea genéticamente distinto a ti [en alusión al síndrome de Down]? Porque tienen el mismo valor que tú

Laura Green, defensora de los derechos de los discapacitados, le contestó: “No acepto las disculpas de Hugo porque son genéricas y tibias": "Creo que tras unas afirmaciones de esa naturaleza no puedes pretender que nada ha pasado ni dar marcha atrás. Porque además estás ofendiendo a una minoría, la de los discapacitados, que es la única minoría a la que cualquiera puede acabar perteneciendo en cualquier momento".

Y la provida Kristan Hawkins le respondió: "Vale, has herido los sentimientos de personas, pero ¿qué vas a hacer al respecto? ¿Vas a reconsiderar tu postura sobre el aborto? ¿Vas a reconsiderar el valor intrínseco de todo ser humano aunque sea genéticamente distinto a ti [en alusión al síndrome de Down]? Porque tienen el mismo valor que tú”.

Después de leer esta historia, cabe hacer la siguiente reflexión: desde el momento en que la ONU y distintos organismos internacionales del Nuevo Orden Mundial pretenden imponer el aborto como un derecho, y solo desde esa perspectiva, las afirmaciones de Michael Hugo podrían ser incluso coherentes: si hay un derecho al aborto, y a abortar a quien me dé la gana, ¿qué más da que tenga o no algún tipo de discapacidad? 

La eutanasia, el suicidio asistido y el aborto suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella

Pero es que el aborto no es un derecho. Es matar a un ser humano distinto de la madre. Es lo mismo que con la eutanasia. La eutanasia, el suicidio asistido y el aborto suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo. Y por eso es acorde con la ley natural: respetar la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción a la muerte natural.

Y esa frontera ética debería estar reconocida por las leyes: como el ‘no’ a la pena de muerte, al asesinato o al homicidio. Es decir, es la misma razón por la que hay que oponerse también a la pena de muerte, al asesinato o al homicidio: no con un argumento religioso, sino meramente humano y racional.

En los países donde se ha aprobado la eutanasia, el suicidio asistido y el aborto está ocurriendo que se empieza permitiéndolos sólo en casos excepcionales, pero se termina aplicándolos sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables: enfermos mentales, ancianos, discapacitados sobre todo intelectuales..., que no pueden defenderse ante la decisión de otros -el Estado, un médico, los jueces, los políticos, sus familiares- sobre sus vidas.

Se trata de un plano inclinado o pendiente deslizante muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor, especialmente la de los más débiles y vulnerables, y que sea a ellos a quienes se termine aplicando la eutanasia sin su consentimiento… o el aborto. 

A esto hemos llegado en la tan supuestamente desarrollada civilización occidental.