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Deseo y esperanza no es lo mismo, aunque en ocasiones lo queramos usar de forma parecida. La esperanza humana, a diferencia de la virtud teologal, no requiere de un acto de fe previo, más bien es aquello que queremos alcanzar y ponemos nuestros recursos personales y materiales para alcanzarlo. Sin embargo, el deseo, en sí mismo, es lo que nos gustaría pero que realmente no pasa de una ensoñación personal a la vista de un futuro que se nos torna imposible.
Esto ha sucedido con los cinco días fake de Pedro Sánchez, la mitad de España tenía el deseo de que se fuera y la otra la esperanza de que se quedara, porque todos sabían la respuesta a la vuelta el día 29 de abril. La artimaña manipuladora del presidente ha funcionado, mal que nos pese a la mayoría. El manual del psicópata se aplica sin piedad, sin sentimiento, sin pensar en los demás; sin embargo, su actuación es como el corte de un cirujano, preciso, frío y pensando en sí mismo. Eso no quiere decir que utilice los sentimientos ajenos para provecho propio. Ha movilizado a 5.000 jubilados devorados por el odio al facha y a su plataforma de fans, cuya presidenta es María Jesús Montero. Como los fans adolescentes, no les ha importado hacer el ridículo con la teatralización del Comité Federal del PSOE en Ferraz para apoyar a Pedro Sánchez, con los medios de comunicación afines al régimen tocando la guitarra y Pedro Almodóvar, al que por lo visto se le rompió el corazón y lloró con la carta de amor de Sánchez.
Pero lo importante no es la serie de terror de la factoría Sánchez & Gómez, lo importante son las consecuencias psicotrópicas que va resultar a la sociedad. La sonrojante entrevista que se vivió el lunes 29 por la noche, en el canal oficial del Sanchismo, TVE, amañada por Javier Fortes, un periodista que moralmente ha dejado de serlo por faltar a su compromiso profesional de objetividad y búsqueda de la verdad, junto a una timorata Marta Carazo, que quiso sacar la patita para hacerse la valiente y fue fustigada con la prepotente mirada del entrevistado.
Comienza la era del bulo que todo lo convierte en bulo. Los supuestos 'periodistas de la verdad', esos periodistas y sus medios verificados por Moncloa, serán los inquisidores del periodismo, los funcionarios del 'Ministerio de la Verdad 'según George Orwell
Ahora la palabra que cancelará no será facha, ni negacionista, porque de usarlas tanto han perdido eficacia. Ahora será bulo. Comienza la era del bulo que todo lo convierte en bulo. Los supuestos periodistas de la verdad, esos periodistas y sus medios verificados por Moncloa, serán los inquisidores del periodismo, los funcionarios del Ministerio de la Verdad según George Orwell. Ellos decidirán quién dicen su verdad o los que esparcen bulos desde sus medios, es decir, qué periodistas son pseudoperiodistas y serán echados del sector, del Congreso e infestados de por vida para que jamás vuelvan pisar una redacción ni nadie le contrate para los servicios relacionados con la prensa.
El punto y aparte en la vida ejecutiva de la presidencia, consiste en cancelar, marginar, prohibir y pervertir. Cancelar al disidente, ya sea periodista o no, al viandante que busque manifestarse en contra -Yolanda Díaz ya ha avisado que la ley mordaza debe ser modificada, supongo que para estos fines- y ya veremos si pronto los escritores y editores que publiquen textos críticos no son denunciados por delito de odio. Marginar a quién no se avenga a las directrices, es decir, a las exigencias del Gobierno, ya sean de corte civil, legal o a los dictados de la Agenda 2030, esta falsa religión con la que domeñar a las empresas, plataformas, asociaciones o personas, más conocidas por negacionistas, que repelen el pseudo cientificismo. Prohibir la libre expresión en soportes digitales, blog, web y foros; y seguramente también el movimiento, si con esto impide que salgan de España empresas privadas, autónomos o profesionales que deciden irse fuera de España a cotizar y no a estar perseguidos. Y por último pervertir, especialmente el orden constitucional y la separación de poderes, trabajo ya muy avanzado de forma que quien admita las diligencias sean los fiscales y no los jueces, porque ya saben aquello de «¿De quién depende la fiscalía, de quién…?».
El artículo 14 de la Constitución Española establece que todos los españoles somos iguales ante la ley. La Señora Gómez también. España, mal que les pese, es un Estado social y democrático de derecho y eso es incompatible con la impunidad que buscan y practican
No olvidemos el origen de este nuevo tsunami represivo que se nos viene encima. Todo empezó cuando la Asociación Manos Limpias presentó una denuncia en un juzgado y el juez hace su trabajo y admite a trámite la investigación. El empresario y exsindicalista de UGT, Paco Castañares, en su cuenta de X ha lanzado un órdago que ha levantado ampollas entre seguidores y detractores, mientras que lo que dice es sentido común y verdad, de esa que duele a los seguidores lobotomizados por el sanchismo. Dice Castañares: «A diario, decenas de jueces abren cientos de diligencias previas para investigar la comisión de delitos. Buena parte de esas diligencias se archivan por no apreciarse infracción penal. Otras, en cambio, continúan adelante si hay indicios suficientes. Un juez puede equivocarse, incluso actuar de mala fe, como cualquier humano. Una Audiencia Provincial, un Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional o el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea corregirán lo que haya sido mal juzgado y anularán cualquier condena no ajustada a derecho. ¿Cuál es el problema? Que las diligencias previas afectan a la mujer del Presidente del Gobierno y eso no lo soporta el actual inquilino de La Moncloa. Señor Sánchez y señores que se movilizan en su apoyo: el artículo 14 de la Constitución Española establece que todos los españoles somos iguales ante la ley. La Señora Gómez también. España, mal que les pese, es un Estado social y democrático de derecho y eso es incompatible con la impunidad que buscan y practican. Que uno comienza indultando a unos condenados porque necesita sus votos para gobernar, continúa amnistiando a los que no puede indultar cuando sus necesidades de apoyo aumentan y acaba exigiendo impunidad para la familia presidencial».
La dictadura infinita (La Esfera de los Libros), de Luis del Pino. Dice el autor de este libro que «en las páginas que siguen, echaremos la vista atrás para tratar de ver qué hicieron otros pueblos, otras sociedades, enfrentados a los problemas que atenazan hoy en día a la civilización occidental. Y veremos que, para nuestra desgracia, Occidente está volviendo a cometer los mismos errores del pasado. Lo que quiere decir que, quizá, no podamos evitar los desastres que ya demostraron en su día ser consecuencia de esos errores».
Contra la censura (Debate), de Coetzee, J.M. Este premio Nobel de Literatura trata el efecto de la censura en la obra de los escritores. Este es un análisis de la censura desde la perspectiva de alguien que ha tenido que vivir y trabajar bajo su sombra. Los ensayos que recoge este volumen buscan comprender la pasión que actúa a la hora de imponer el silencio y la censura. Coetzee sostiene que una destructiva dinámica de animosidad y creciente beligerancia suele afectar a los rivales en cualquier terreno donde exista la censura.
El principio de separación de poderes (Aula Magna), de José Pablo Sancha Díez. Potente ensayo que repasa los principios de esta “aspiración jamás cumplida” como dicta el subtítulo. Un estudio que pone en una posición muy vergonzante las maniobras políticas del gobierno actual que corrompen las instituciones y provoca la fractura social y política del país.