Y es que los alemanes incluso podían aceptar una Endesa sin carbón y sin nucleares. Es cierta la propuesta de exigir a E.ON la venta de Ruhrgas. En la CNE se recuerda que los alemanes mienten cuando hablan de la liberalización del gas en su país

El ministro de Industria y Energía, José Montilla, no cede ni un ápice ante las posturas más europeístas del vicepresidente económico, Pedro Solbes. El titular de Energía recuerda que seguirá siéndolo hasta que se oficialice su candidatura a la presidencia de la Generalitat por los socialistas y piensa ejercer hasta el último minuto. Un periódico sorprendía con la noticia de que la Comisión Nacional de la Energía, CNE, presidida por Maite Costa podría exigir a E.ON la venta de su gasera Ruhrgas, verdadero monopolio de esta fuente de energía en Alemania.

No olvidemos que E.ON incluso podría aceptar quedarse con Endesa o lanzar la OPA y quedarse con Endesa, aunque le quitasen el carbón y la nuclear, los dos. El primero porque recibe subvenciones públicas, y la segunda porque los franceses se inventaron que forma parte de la soberanía nacional. Por tanto, Bruselas tendría que callarse. Ahora bien, Endesa no sólo es carbón y nuclear en España sino Iberoamérica, Italia etc.

Ahora bien, si a esas exigencias sumamos, que además venda Ruhrgas, monopolio de gas en Alemania, entonces el asunto sería ir demasiado lejos. Y ojo, porque la petición de Montilla no es baladí: el presidente de E.ON, Wulf Bernotat insiste en que el sector gasero alemán está totalmente liberalizado y que cualquier empresa de UE podría comprar Ruhrgas, pero estas son afirmaciones muy económicas con la verdad, como se demuestra con la propia ley alemana de julio de 2002 por la que E.ON absorbía a la pública Ruhrgas: A E.ON AG se le impone la obligación de enajenar a un tercero todas las acciones ostentadas por ella, o por alguna de sus empresas asociadas, en Ruhrgas AG, si otra empresa adquiere una mayoría en el capital de E.ON o en el control de los derechos de voto y el adquirente da lugar a una preocupación motivada de que los intereses políticos energéticos de la República Federal de Alemania puedan verse afectados, cuando el Ministerio Federal de Economía y Tecnología así se lo exija.

Aún más, la misma norma exige que El adquirente de la acciones Ruhrgas precisará de la autorización del Ministerio Federal de Economía y Tecnología. Sólo se podrá denegar la autorización, si el adquirente da lugar a una preocupación motivada de que los intereses políticos energéticos de la República Federal de Alemania puedan verse afectados. En definitiva Montilla y el Gobierno español pueden argumentar ante Bruselas que no están dispuestos a darle su primera eléctrica a una empresa que no depende del mercado sino del Gobierno alemán. Y claro prescindir del carbón y de la nuclear como condición para hacerse con Endesa es una cosa; vender Ruhrgas es otra bien distinta: son palabra mayores.

Y así, concluye Montilla entre exigirle a E.ON la venta de Ruhrgas o imponerle un veto directo casi resulta más práctico lo segundo, total el escándalo en Europa va a ser el mismo. En cualquier caso, la opinión dominante, a día de hoy, es el sí a la OPA de E.ON con las tres condiciones: carbón, nuclear y venta de Ruhrgas. Y la opinión de E.ON es que las dos primeras condiciones son salvables, la tercera, de ningún modo.

Conste que la pugna en la CNE va a ser dura y conste también que el vicepresidente económico Pedro Solbes apoya a E.ON. Zapatero no apoya a nadie especialmente y lo único que le preocupa es resistir la presión alemana. En el entretanto, el presidente de Endesa sigue pensando en que sería posible una fusión cuasi paritaria entre E.ON y Endesa. El problema es que E.ON por el momento sólo quiere absorber Endesa.