El PSOE ha presentado su lista de comparecientes para la comisión del Congreso que analizará la venta de material sanitario durante la pandemia, citando a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso... y la madrileña ha respondido, asegurando que estará encantada de acudir, para así demostrar a los socialistas cómo se hace una buena gestión.

Ante el pasotismo de Ayuso con el tema, la izquierda tenía que continuar su cacería de algún modo, y ahora Más Madrid ha presentado una denuncia ante la Junta Municipal de Distrito de Chamberí por “posible infracción urbanística” por unas obras que realizó el novio de Ayuso en su domicilio. Aunque aún no se sabe si esas obras necesitaban de licencia, ni si se pidió o no. Seguimos sin comprender qué tiene que ver la presidenta en una reforma que hizo su novio cuando compró su piso. 

Pero para la izquierda todo vale, por lo que en el preno municipal celebrado esta semana en Chamberí, la concejala de Más Madrid Sara Ladra ha preguntado sobre estas obras y las actuaciones que va a llevar acabo el Ayuntamiento y el Distrito. Sí, una concejala ha señalado, de nuevo, a un ciudadano anónimo en un pleno. 

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En concreto, desde Más Madrid han preguntado por “las actuaciones que está realizando la Junta Municipal para garantizar el cumplimiento de la legalidad urbanística en la vivienda propiedad de González Amador”, y han pedido conocer “las medidas de inspección llevadas a cabo por la Junta Municipal del Distrito para asegurar el cumplimiento de las paralizaciones de obras tras haberse detectado irregularidades”.

Ante la insistencia, el concejal del PP en el distrito, Jaime González Taboada, primero ha intentado evitar señalar a un ciudadano concreto y ha aclarado que su departamento ha abierto 57 expedientes de inspección y 15 expedientes sancionadores: “En todas las denuncias se hace inspección del domicilio, nadie va a poner en duda estos servicios municipales”. Pero se ha visto obligado a concretar que sí van a hacer inspección en el piso: "Se lo he dicho, la vamos a hacer". 

Hagamos un breve repaso: no olviden que la izquierda se inventó un caso de corrupción con el padre de Ayuso, luego otro con su hermano, el cual la justicia tumbó. Pero da igual, ahí estaba una ministra para lucir una camiseta con la cara del hermano en el Congreso. Después desplegaron una pancarta en plena calle Serrano con la cara de su hermano que, recordemos, era un ciudadano anónimo. Más tarde, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vuelve a acusar al hermano de la presidenta en el Congreso, después cargan contra el novio por un supuesto delito fiscal que, de haberse cometido, habría sido cuando ni eran pareja, la Fiscalía y la ministra de Hacienda, Marisu Montero, filtran datos del novio, también anónimo hasta ese momento. Posteriormente, un medio filtra una conversación privada de WhatsApp entre la mano derecha de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, y un periodista: las asociaciones de prensa demostrando su hipocresía defienden al medio, y ahora, que la cacería ya no saben por dónde enfocarla, cargan nuevamente contra el novio. Ojo, por una reforma, que no sé a ustedes, pero como empadronada en la Comunidad de Madrid me interesa bien poco si el novio de la presidenta cambió los sanitarios de su piso o si hizo una cocina abierta al salón. Pero se ve que para una izquierda desesperada, porque una política de derechas ha arrasado en sus feudos, es de suma importancia conocer el color de los azulejos del baño donde la presidenta se ducha. 

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