Esta semana el aborto ha centrado nuevamente la actualidad informativa en Estados Unidos. Como contó Rocío Orizaola en Hispanidad, el Tribunal Supremo de Arizona ha confirmado la entrada en vigor de la ley estatal de 1864, que supone que queda prohibido el aborto con una sola excepción: si la vida de la madre corre peligro. Sin duda, una gran noticia para el movimiento provida estadounidense, que ha generado la histeria en las filas demócratas y muy particularmente en el presidente Joe Biden.

Sin embargo, a la hora de cargar contra la ley favorable a la vida de Arizona, el inquilino del Despacho Oval ha vuelto a protagonizar un nuevo lapsus. Ha ocurrido en la rueda de prensa que mantuvo con el primer ministro de Japón, tras un encuentro entre ambos. Les reproducimos lo acaecido tras ser preguntado por un periodista de la NBC:

Periodista: Sobre el tema del aborto, ¿qué le diría a la gente de Arizona que es testigo de la entrada en vigor de una ley que se remonta a la Guerra Civil?".

Biden: "Elíjanme, estoy en el siglo XX". "¡Siglo XXI! No en aquel entonces. Ni siquiera eran un estado".

Resulta evidente que el palmario deterioro cognoscitivo del presidente Biden no implica que su ideología sea absolutamente radical, al haber convertido el aborto en su tema favorito de campaña. Biden ha llegado a afirmar que lo propio del siglo XXI es avalar el aborto como un derecho, y ha calificado como retrógados y anclados en el pasado a los que defienden la vida del más inocente. Un mensaje muy extremista pero confuso, dado que el presidente no se logró ubicar, y dudó si estaba en el siglo XX o en el siglo XXI, pero eso da lo mismo, para un progresista como Biden su criterio siempre prevalece y quien lo cuestiona es un salvaje y un cavernario.

No obstante, este nuevo lapsus del líder demócrata vuelve a encender las alarmas en el núcleo de su partido acerca de la capacidad de su candidato para afrontar la campaña electoral para la reelección. Sin embargo, como ya analizamos en Hispanidad, y habiéndose ya asegurado matemáticamente la nominación demócrata, los demócratas difícilmente podrían apartar a Biden de la candidatura presidencial… salvo que él mismo renunciase voluntariamente. Algo que Biden ha asegurado que no piensa hacer.