Salvo el Rey de Marruecos, Mohamed VI, cuyas intenciones resultan tan omnipresentes como inescrutables, exactamente, ¿qué estamos conmemorando el 11 de marzo de 2005?

¿Estamos conmemorando el apoyo apoyo, no participación, aunque ya es bastante- de Aznar a una guerra injusta y errónea? ¿La obsesión del entonces ministro Acebes con ETA como causa de todos los males que asolaban el país? ¿La manipulación de las mentes más calenturientas y más rencorosas por el grupo Prisa-Sogecable para satisfacer la animadversión personal que su jefe, Jesús Polanco, siente al ex presidente Aznar López? ¿Conmemoramos, quizás, un año de sermones a cargo del padre Gabilondo, Grupo Prisa, para intentar convencernos de que, después de todo, los islámicos no son tan malos y que el realmente horrible es el Partido Popular y George Bush? ¿Qué conmemoramos, un Gobierno Zapatero que lleva un año mintiendo, ocultando que el asesinato colectivo les ha beneficiado más que ninguna estrategia política o transformación social? ¿Conmemoramos la vergüenza y la cursilería de un Gobierno como el español que confunde la tolerancia con la cobardía, el diálogo con la dejación y la libertad con la estabilidad? Y lo más grave de todo : ¿Quizás estamos conmemorando el miedo de un pueblo que trata de justificar a los asesinos y al que ese miedo al miedo le ha convertido en un pueblo cainita? ¿Un país que, como el resto de Europa, no es capaz de defenderse a sí mismo porque no está seguro de qué principios tiene que defender y es demasiado cómodo para luchar hasta por su estilo de vida?

¿Madrid modelo ante el terrorismo? ¡Anda ya! Madrid sólo ha sido un modelo de atención a las víctimas tras la barbarie. Eso es mucho pero es muy poco. No olvidemos que el 11 de marzo de 2004, España lanzó al mundo un mensaje siniestro : el terrorismo funciona. Con el terror asesino, cambias Gobiernos, coaliciones internacionales, puntos de vista, individuales y colectivas. El miedo es el principal enemigo de la razón.

Es como la tontuna del viñetista Máximo, ideólogo de El País, cuando afirma (miércoles 9) que el terrorismo es el peor de los males después de la guerra.

¿Seguro que después? Entre el terrorismo y la guerra existe la misma diferencia moral que entre la guerra del siglo XXI y la de las Edades Antiguas. En la guerra clásica mirabas a los ojos del enemigo que ibas a matar y tenías que matarle con tus propias manos. En la guerra del siglo XXI, la gente mata apretando botones a gente a la que no le ve la cara, cuyo lamento no puede escuchar, situados a kilómetros de distancia. En el mejor de los casos, ubicadas a unas cuantas decenas de metros. La guerra moderna es más cómoda para el agresor y más dura para la víctima, también para las víctimas civiles, porque el bombardeo de ciudades y de poblaciones civiles es un invento del mundo moderno.

El terrorismo se parece mucho a la guerra moderna: utiliza a los inocentes como escudos y refugios, y los inocentes constituyen sus primeras víctimas.

Eulogio López