António Costa ha ganado las elecciones en Portugal por mayoría absoluta. Con ello, ha destrozado todas las previsiones que ofrecían las encuestas. Casi todas ellas predecían un empate entre izquierda (socialismo) y derecha (en el país vecino llamada partido socialdemócrata). Es decir, entre el PSOE y el PP.

Alguno de esos sondeos incluso daba ganador al conservador -pepero- Rui Río, que ahora se ha convertido en el gran perdedor. Tal y como podría ocurrirle al PP de Pablo Casado, ha pasado de posible ganador a gran perdedor, sin pasar por el Gobierno. Cuidado, don Pablo.

Casado debe aprender de Portugal: su reformismo no mola, lo que mola es la claridad de Díaz Ayuso

Para que el parecido hispano-luso fuera mayor, el centro democrático y social (el Ciudadanos del país vecino) se queda en nada. Y como tercera fuerza surge la 'ultraderecha' que al igual que ocurre en España con Vox, resulta que no es ultra sino basada en valores cristianos. Ya hemos dicho que Vox tiene dos almas: nacionalista y cristiana. Se trata de que la segunda se imponga sobre la primera.

En Portugal, el discurso imperante, que al igual que en España es el discurso progre, ha conseguido que identifiquemos, no sólo al cristianismo sino también cualquier asomo de liberalismo económico, con la "ultraderecha". Y este disparate es posible gracias a unas sociedades que, como la española y la portuguesa, están dispuestas a vivir, no de su esfuerzo, sino del dinero de los demás, concretado en las subvenciones del Estado. Por lo demás, la llamada extremaderecha portuguesa tampoco defiende el derecho a la vida con gran entusiasmo.

En cualquier caso, el socialista Costa convocó elecciones para romper el primer gobierno social-comunista y lo ha conseguido: los portugueses, tan degenerados por el progresismo ambiental como los españoles, han dicho no al Bloco y al partido comunista portugués y han apostado por la estabilidad del socialismo de toda la vida. Ojo, un socialismo feroz en cuestiones morales pero moderado en la cuestión económica. Igualito que en España.

Santiago Abascal intenta en Madrid crear una alternativa cristiana, que los medios llaman 'ultra', pero se equivoca al invitar a la pagana Marine Le Pen

Así pues, ¿estamos ante una tentación para Pedro Sánchez? No lo sé, porque el PSOE, en  España, no sólo tiene que romper con el decadente Podemos, sino con el aún más radical nacionalismo separatista catalán y vasco. Ese problema no lo tienen nuestros vecinos lusos. Pero no deja de constituir una tentación para Sánchez: romper su venenoso gobierno socio-podemita y arriesgarse a acudir a las urnas en solitario... y a gobernar en solitario.

En cualquier caso, Portugal vuelve al bipartidismo pero, ojo, con un centro derecha tibio y un voto cristiano -tercera fuerza- al que llaman 'ultra' para desacreditarlo: ¿les suena?

Y esto también con matices, porque las dos fuerzas 'ultra' portuguesas, Chega y la llamada Iniciativa Liberal, son bastante menos 'cristianos' que Vox. Los portugueses siempre repiten que no son tan radicales y vitriólicos como los españoles. También se podría decir que los españoles somos más serios que nuestros hermanos lusos. En cualquier caso, la descripción política es la misma... y ni sé si me temo o imploro pero los casos portugués y español van a sentar precedente en Europa.

Es la vuelta al bipartidismo en Iberia y el populismo, que es de izquierdas no de derechas, Podemos, no Vox, empieza a remitir en Europa

La esperanza cristiana en política se llama ahora "ultraderechismo". Pues adelante con lo ultra. Ahora bien, en España Santiago Abascal intenta en Madrid crear una alternativa cristiana... que los medios llaman 'ultra'... pero se equivoca al invitar a la pagana Marine Le Pen. Polacos, sí, húngaros también... pero la derecha pagana francesa no pintaba nada en la reunión.

Con mirada ibérica y continental, las elecciones portuguesas representan la vuelta al bipartidismo, aunque se trate, afortunadamente, de un bipartidismo imperfecto y representa otra cosa: el populismo, que es de izquierdas, no de derechas, y que en España es Podemos, no Vox, empieza a remitir en Europa. Sánchez puede sentirse tentado de seguir el ejemplo de António Costa: romper el Gobierno de coalición con Podemos, que empieza a resultar una carga insufrible, una termita, y convocar elecciones anticipadas en mayo... 'quod erat demonstrandum'.

Y algo más. Pablo Casado debe aprender de Portugal: su reformismo tibio no mola, lo que mola es la claridad de Díaz Ayuso que no es cristiana pero tampoco tiene complejos.