El último miembro del Gobierno en alabar la solidaridad de Pedro Sánchez fue el ministro Escrivá, aseguraba que hemos sido de los "países más rápidos" en dar respuesta, y que "es conocida la celeridad con la que hemos abordado este proceso": Escrivá, que es estadista y, por tanto, miente muy bien, nos contaba que los datos, sitúan a España como "el cuarto país en Europa en número de concesiones de protección a finales de mayo". Pero de número de refugiados acogidos o de material humanitario y militar no hablaba. 

Pero Escrivá no ha sido el único, el mismo Pedro Sánchez, afirmaba que España era el cuarto país más solidario en dar respuesta a Ucrania, Bolaños le seguía el rollo, y la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, aseguraba que el mayor acto de solidaridad era que el presidente fuera a Kiev, y que Sánchez iría a Polonia a enseñar solidaridad. 

Pero se coge antes a un mentiroso que a un cojo, y este Gobierno miente mucho. Por ejemplo, la Fundación Madrina, denunciaba que: "Las familias ucranianas deciden volver por la falta de ayuda económica prometida por el Gobierno". O las declaraciones del embajador de Ucrania en España, Serhii Pohoreltsev, agradecía la ayuda de material militar proporcionado por España, pero lo consideraba insuficiente, puesto que solo alcanzaba "para dos horas de combates", y aseveraba que España tiene “uno de los menores índices de ayuda a Ucrania en relación a su presupuesto militar”.

De refugiados a mendigos, por ello, las familias ucranianas prefieren volver a la guerra. Las Fundaciones como Madrina, y ayuntamientos deben mantener a las familias. Ya no hay recursos oficiales, están saturados

Y ahora vuelve a ser Fundación Madrina la que da la voz de alarma, detecta que cada vez existe "un mayor riesgo de calle de las familias ucranianas que ya están colapsando el SAMUR SOCIAL de Madrid. Esto se suma a un número cada vez mayor de refugiados descontentos con el trato de las autoridades en España y que deciden volver a Ucrania. Estos refugiados, no pueden alquilar casas ni habitaciones, y los ahorros se les han acabado y no encuentran trabajo fácilmente, para mayor problema, ya deben pagar billetes de tren para viajar por España. La ilusión y las promesas iniciales en estas familias se han apagado por completo".

"De refugiados a mendigos, por ello, las familias ucranianas prefieren volver a la guerra. Las Fundaciones como Madrina, y ayuntamientos deben mantener a las familias. Ya no hay recursos oficiales, están saturados", explican.

Y añaden: "La administración parece haberse desconectado de la gravísima situación de estas familias refugiadas, que deben esperar un año a recibir el Ingreso Mínimo Vital demostrando una residencia en España de hasta 6 meses para poder recibir ayuda económica. Se mueren de hambre y la mayoría de estas familias, madres y niños, se hayan en situación de vulnerabilidad y riesgo de calle".

Fundación Madrina, brinda un servicio de atención 24h “SosUkraine24h”, a cualquier familia ucraniana que se encuentre en riesgo o necesidad.