El Gobierno Sánchez dedica cerca de 17.000 millones de euros de dinero público a Marruecos y sus migrantes en España. Aunque el país vecino destaca por ser uno de los principales socios comerciales (el tercero, tras EEUU y China fuera de la UE), las razones últimas de las cuantiosas partidas devengadas -algunas sin presupuestar y ordenadas por Moncloa- siguen siendo un misterio.
Entre 2018 y 2025, España ha canalizado unos 16.600 millones de euros en prebendas y ayudas económicas relacionadas con Marruecos y los migrantes marroquíes residentes en el país, según estimaciones de distintas fuentes consultadas. Habría que preguntarse si las milmillonarias dádivas a Marruecos desde que llegó Pedro Sánchez al gobierno en 2018 están justificadas cuando las relaciones con el país vecino están rodeadas de todo un espectro de secretismo total.
Todo hace indicar que como el Reino Unido con los EEUU, el Gobierno socialista parece haber abierto insólitamente unas “relaciones especiales interesadas” con Marruecos sin parangón en la historia reciente si no fuera por el aura de misterio que le rodea. Todo ello muy a pesar de la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz (Sumar), que tildó públicamente a Marruecos de “dictadura”.
A falta de una información transparente, comparativamente España destina el 0,7% del PIB a la ayuda a la cooperación internacional. Que Marruecos perciba estas cuantiosas atenciones económicas de Sánchez que representan casi la mitad de las ayudas españolas al tercer mundo desde su entrada en Moncloa no justifica tanta atención especial basada en la histórica relación colonial (protectorado español hasta 1956) y la numerosa comunidad marroquí en España (más de un millón a fecha de hoy).
Ni siquiera las ayudas económicas y humanitaria de España a Palestina /Gaza llegan a 300 millones de euros en el mismo periodo de tiempo a pesar del “genocidio” pregonado desde Moncloa. Pero algo debe tener Marruecos en la manga y su régimen alauita que no terminamos de saber. No olvidemos que Rabat no es la primera vez que influye en el Consejo de Ministros y destituyó a una ministra del Gobierno de Sánchez por chocar contra los intereses del monarca alauita. Este fue el caso de la ex-titular de Exteriores, Arantxa González Laya, cesada en 2021 a petición expresa de Marruecos a raíz de la primera crisis migratoria en Ceuta.
España destina el 0,7% del PIB a la ayuda a la cooperación internacional. Que Marruecos perciba estas cuantiosas atenciones económicas de Sánchez que representan casi la mitad de las ayudas españolas al tercer mundo desde su entrada en Moncloa no justifica tanta atención especial basada en la histórica relación colonial
El grueso de los fondos directos de Sánchez a Marruecos, estimados en 364-400 millones de euros, se concentra en el control fronterizo migratorio y la seguridad. Entre 2019 y 2022, España destinó 118 millones de euros del presupuesto del Ministerio del Interior para financiar patrullas, vigilancia marítima y equipamiento de las fuerzas marroquíes, con partidas destacadas como los 30 millones aprobados en 2021, tras los asaltos de migrantes en Ceuta. Y sin embargo, la invasión de irregulares magrebíes no cesa.
Además, a través de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), España gestionó 44 millones de euros del Fondo Fiduciario de la UE para reforzar las fronteras marroquíes. Otros programas, como los de retorno voluntario con la Organización Internacional para las Migraciones, sumaron cerca de un millón de euros.
Por otro lado, el millón largo de migrantes marroquíes en España, de los cuales cerca de 370.000 son cotizantes a la Seguridad Social a fecha de 2025, generan un costo estimado total al Estado español y sus contribuyentes de unos 13.500 millones de euros en los últimos siete años, principalmente en conceptos como: sanidad y educación. A esto hay que añadir las prestaciones sociales y subsidios de todo tipo para los marroquíes regularizados (por un total de 1.700 millones de euros entre el 2018 y 2025).
Además España ha destinado hasta la fecha 700 millones al acogimiento de menores no acompañados (MENAs) y de 50 a 100 millones a programas de integración, así como otros 30 millones a las ayudas a la reagrupación familiar gracias a la nueva Ley de Extranjería.
Con tantas ayudas externas no debe sorprender que la tasa de crecimiento del PIB marroquí sea de hasta el 3,5% anual. Otro cohete propulsado con dinero del exterior como el PIB español con los fondos europeos.
Cesión al chantaje híbrido
Todas estas prebendas a un país en constante amenaza contra la seguridad nacional subrayan la atención interesada de Marruecos para el actual inquilino en La Moncloa desde que en marzo de 2022, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció un cambio en la postura histórica de España respaldando la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental como “base (unilateral) para resolver el conflicto”. El Foreign Office parece ser que criticó la postura adoptada de Sánchez por no recibir garantías a cambio sobre Ceuta y Melilla.
Desde entonces seguimos a la espera de que nos aclaren las razones de dicho anuncio sin discusión previa ni en el Consejo de Ministros ni en el Congreso de los Diputados ni a la opinión pública. Pese a la cesión de Rabat, las críticas del Frente Polisario y partidos de la oposición española no han cesado acusando a Sánchez de “ceder al chantaje” marroquí para evitar nuevas crisis migratorias o tensiones diplomáticas, aunque éstas nunca se acaban de disipar y el goteo es constante.
Al contrario, parece haber corrido la voz de que las vírgenes que esperan a los musulmanes en el paraíso se encuentran en España a tenor del estrepitoso disparo del número de acosos y violencia de género por parte de la comunidad magrebí. Claro que Sánchez también se lo ha puesto fácil cuando de las prácticas corruptas conocidas trasciende la proliferación de una nueva industria en España: la prostitución (feminista y con perspectiva de género). Hasta el jefe de la UGT se ha quejado de que España se haya convertido en el “burdel de Europa” (gracias a sindicalistas y socialistas asiduos a esos servicios).
Pese a los desahogos, las presiones marroquíes sobre Ceuta, Melilla y las islas Canarias son constantes y las excelentes relaciones del rey Mohamed VI en Rabat con Donald Trump en Washington e Israel -mientras España arrastra las peores tensiones diplomáticas con EEUU y el Estado judío a causa de Sánchez- no auguran nada bueno sobre los enclaves españoles en el norte de África y el posible desentendimiento del paraguas protector de la OTAN.
Si a esto además añadimos especulaciones de un supuesto traslado de las bases norteamericanas en Rota y Morón a Marruecos por los desencuentros frecuentes de España con EEUU y la consideración de la CIA a España de “país de riesgo” por las cesiones a China de las escuchas militares españolas por parte de la firma Huawei y la red crítica de comunicaciones, nuestras plazas autónomas padecen un riesgo inminente. A lo que hay que agregar el desinterés del Gobierno español por dichas ciudades por estar gobernadas por el PP, muy a pesar del CESID que sigue muy de cerca las amenazas de una nueva Marcha Verde sobre las “ciudades ocupadas” (según Rabat) para la anexión al “Gran Marruecos”.
Y estamos hablando de la inhibición de actuaciones ante no sólo los asaltos masivos a las vallas fronterizas de migrantes magrebíes, la llegada invasiva de pateras, el reparto arbitrario de menas, el narcotráfico detectado en aguas fronterizas o el cierre unilateral de aduanas por parte de Marruecos.
Quién sabe si la numerosa comunidad musulmana (2,4 millones) en España no podría actuar como caballo de Troya para islamizar poco a poco la Península Ibérica (Europa) y recuperar el ansiado “Al-Andalus”. Existen sospechas de que las multimillonarias inyecciones de dinero público del Gobierno Sánchez a Marruecos se desvíen para militarizar y modernizar las FFAA marroquíes con intención de actuar en el momento oportuno contra la integridad territorial española. El Tribunal de Cuentas ya alertó al Gobierno en su día del descontrol de partidas de ayudas entregadas a países sin solicitarla y Marruecos podría ser uno de ellos.
Ni Sánchez ni el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, han querido responder a una pregunta de Hispanidad.com sobre las filtraciones publicadas en la prensa internacional desde pasillos del Senado de EEUU para que Trump deslocalice las bases militares norteamericanas en el sur de España en favor de Marruecos.
El régimen en Rabat que huele el futuro tenebroso de Sánchez asolado por la corrupción y las críticas de la prensa mundial, ya manda misivas al PP de Nuñez Feijóo para que cuando alterne en La Moncloa mantenga las dádivas financieras y en especial el reconocimiento de España sobre el Sáhara Occidental. No sabemos si los presuntos chantajes por cierta información confidencial obtenida por los servicios secretos marroquíes en los móviles del presidente del Gobierno y de su esposa, Begoña Gómez, como se ha venido especulando, puede seguir usando Mohamed VI contra el sucesor en La Moncloa para imponer tanta pleitesía incomprensible hacia una dictadura en Marruecos.
Algo sí han conseguido con tanta diplomacia de influencias: que el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el presidente de la Generalidad Catalana, Salvador Illa, ambos socialistas también y de común acuerdo con Moncloa, mimen al árabe e impongan costumbres islámicas tanto en las escuelas catalanas como fuera de ellas frente a la prohibición del/y lo español
Parece mentira pero considerando que el flanco sur español se ha convertido en un serial de espionaje y contraespionaje entre los dos países, España no preste la prioridad máxima para garantizar la seguridad nacional, a pesar de emplear tantos cheques en blanco en beneficio de Marruecos disfrazado de “soft power” (poder blando).
Algo sí han conseguido con tanta diplomacia de influencias: que el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el presidente de la Generalidad Catalana, Salvador Illa, ambos socialistas también y de común acuerdo con Moncloa, mimen al árabe e impongan costumbres islámicas tanto en las escuelas catalanas como fuera de ellas frente a la prohibición del/y lo español. A estas alturas no sorprende que Cataluña con tan numerosa población marroquí tenga el mayor número de mezquitas y salas de culto musulmán de toda España, algunas de ellas bajo la lupa del espionaje internacional por sospechas de propagar el radicalismo yihadista.
Y la última de todas: la infiltración del régimen alauita en el mundo de la universidad española con la creación de la primera cátedra de la UE sobre Marruecos en la Universidad de Córdoba financiada por Rabat. Voces críticas asumen que no será más que un arma consentida de propaganda a favor de los intereses geoestratégicos del monarca marroquí y el ánimo de difundir una religión islamista enfrentada a Occidente. Curiosamente ejercerá la supuesta libertad de cátedra en España mientras la represión académica se ejerce en Marruecos.
Como sostienen fuentes del Frente Polisario, con este nuevo paso Rabat añade un grado más al desgaste híbrido de España gracias al Gobierno Sánchez a base de recurrir al “chantaje migratorio, coacción demográfica, presión territorial sobre Ceuta y Melilla, injerencias económicas y penetración cultural”. Si el Califato parece cada vez más cerca, que Dios nos ampare y Alá nos proteja ( الله يحفظنا ).














