El problema del caos que se vive en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas desde hace semanas por el elevado número de personas sin hogar (incluidos solicitantes de asilo) se mantiene, a pesar de que AENA haya puesto límites de acceso nocturnos,… y con el Gobierno Sánchez mirando aún para otro lado, pese a tener la responsabilidad de las personas que solicitan asilo. Sin embargo, se destaca el acuerdo alcanzado entre el socialista catalán Maurici Lucena, presidente y consejero delegado de AENA, y el alcalde de Madrid, el pepero José Luis Martínez-Almeida, tras su reunión en la tarde del jueves 22. Y este último, encima ha presumido de tener “la capacidad de poder acoger a esas personas”, en el programa ‘Espejo Público’ de Antena 3.

El regidor de la capital también ha señalado que “lo más importante son las personas” al verse en la picota con un problema que también tienen los aeropuertos de Barcelona y Málaga, pero que está teniendo mucho menos protagonismo mediático, por no decir ninguno. Martínez-Almeida ha referido que el Ayuntamiento de Madrid va a seguir teniendo sus equipos de intervención social desplegados en el aeropuerto de Barajas, pero no tienen capacidad legal de obligarles a salir de allí. De hecho, ya tienen monitorizadas a 105 personas, de las que sólo 14 han querido pernoctar en albergues municipales. “Cuando alguien no quiere ir a un albergue no se puede obligar a esas personas. Son perfiles complicados y los equipos de intervención van a seguir intentando ganarse su confianza”, ha subrayado.

Por su parte, AENA ha accedido a financiar un censo que realizará una entidad social… y que estará listo en junio. Además, también mantendrá reuniones semanales con el Ayuntamiento de Madrid.

En el entretanto, entre las personas sin hogar que viven en el aeropuerto madrileño ya cunde la picaresca. Algunos, como Paco y otros están desafiando los controles de acceso de AENA: “Nos reímos en su cara”, según han señalado a La Razón. Otros muchos aprovechan para entrar en el aeropuerto antes de que empiecen a funcionar los límites de acceso y otros han optado por dormir fuera del aeropuerto.