"No vengo a insultar a Sánchez sino a ganar a Sánchez". La frase es bonita y sensata pero el problema de Alberto Núñez Feijóo sigue siendo el mismo: que Sánchez le aplaude.

Vamos mal. Entre un progre de derechas y un progre de izquierdas, a lo mejor la gente se queda con el original. En lugar de elegir al ciclón de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la más temida en Moncloa, han optado por el moderado Feijóo. Y nunca olviden que moderación y mediocridad comienzan por la misma letra.

En resumen, ¿quién era el candidato de Moncloa, Feijóo o Ayuso? Claramente Feijóo... el mismo que no deslegitimaría a Sánchez. Es decir, que sería un blando. Pues eso la Junta Directiva del PP debía haber nombrado a Ayuso.

"No vengo a insultar a Sánchez sino a ganar a Sánchez". Pues Sánchez aplaude, al tiempo que Feijóo siembra inquina con el equipo Casado

Veamos: "No vengo a insultar a Sánchez sino a ganar a Sánchez". Pues, señor Núñez, Sánchez aplaude esas palabras, al tiempo que usted siembra inquina con el equipo de Casado. ¿Acaso lo primero que le ha pedido Pedro Sánchez al nuevo presidente del PP no es que no le deslegitime?

Entre un progre de derechas (Feijóo) y un progre de izquierdas (Sánchez), a lo peor la gente se queda con el original. El progresismo, en principio siempre se ha orillado a la izquierda aunque crezca día a día una progresía de derechas.  

Feijóo es un abortista, un alfil de la ideología de género, un hombre que no cree en la libertad de enseñanza sino en la educación publica y, además, es todo un socialdemócrata. Todo un representante de la derecha pagana, mucho más 'moderado' que Pablo Casado.

Entre un progre de derechas (Feijóo) y un progre de izquierdas (Sánchez), a lo mejor la gente se queda con el original

Lo más cachondeable es que las encuestas postcrisis, tras un año invertidas, vuelven a dar la victoria al PSOE frente al PP. Es decir que hay que esperar al CIS: si Tezanos le otorga, no una victoria al PP, eso sería demasiado, sino un mejor resultado al PP con Feijóo que con Casado... entonces no lo duden: la metedura de pata de la derecha española resultará... "histórica".