Ambos son lo mismo, neocomunistas, revolucionarios de escaño y salario público.
Íñigo Errejón no acudirá a las municipales con Podemos, sino en alianza con Manuela Carmena. Un corte de manga de Errejón a Iglesias e Irene Montero, su pareja, a los que pocos podemitas soportan porque su arrogancia sólo admite esta alternativa: liarse a garrotazos con ellos o someterse.
Al final, Errejón se presenta al Ayuntamiento de Madrid con las siglas de Carmena, otra gran aprovechada, y opone comunismo light (todo es posible bajo el paraguas marxista) al neocomunismo de Pablo Iglesias, que consiste en el leninismo de siempre, pero aceptando que hay que ganar el poder a través de las urnas. Y una vez ganado, no abandonarlo jamás... aunque haya que cerrar las urnas para siempre.
Pero Podemos no se rompe porque el 'soviet' está acostumbrado a vivir entre la hipocresía y la purga.