- Si educa el Estado, llegaremos a la peor de las tiranías: la que empieza en la infancia y hasta que la muerte nos libere.
- El padre amateur educa mejor que el profe profesional. La diferencia está en que el aficionado ama a sus hijos y el profesional no ama a sus alumnos.
Con
la familia pasa algo parecido a la educación. En la política educativa lo único que importa es la financiación, es en lo único en que debe entrar el Estado, los empresarios y sindicatos de la educación, el profesorado, etc. El poder deben tenerlo los padres. Sencillamente, porque el padre,
aunque sea un aficionado en pedagogía, ama a su hijo mientras el profe, por muy profesional que sea de la cosa pedagógica, no ama a su alumno, sino que
trabaja por un salario.
En cualquier caso, los partidos políticos se llenan la boca con la
política educativa, especialmente ahora,
en campaña electoral, pero ellos no tienen que educar a nadie, sólo poner el dinero (que no es suyo) para pagar la educación. Los que educan son los padres.
Si educa el Estado, llegaremos a la peor de las tiranías: la que empieza en la infancia. Yo no quiero un Estado eficaz sino una acracia familiar.
Y el gran enemigo de la familia no es la tribu anárquica sino el Estado organizado. Cuanto mejor organizado, peor enemigo. De hecho,
la familia puede definirse como el lugar sin normas, donde cada uno hace lo que le viene en gana y donde incluso los que presuntamente mandan, los padres, se ven obligados a imponerse mediante el ejemplo.
Bueno, también existe otro enemigo letal de la libertad de los padres para educar a sus hijos y de la familia en general: el mercado. Y es que
la familia distorsiona los parámetros por los que se guía el mercado.
La familia se guía por el amor mientras el mercado lo hace por la contraprestación. Es decir, como empresa, la familia es un desastre.
Y todos estos 'privilegios' de la familia, ¿a cambio de qué? A cambio de la donación mutua de los esposos y de su compromiso para
mantener esa célula de resistencia a la opresión que es la familia natural, formada por un hombre y una mujer, así como educar a los futuros contribuyentes, defensores de la polis y, a su vez, criadores de más contribuyentes y defensores de la polis. Los nietos, para entendernos.
Insisto, a los niños deben educarles los padres porque son los que les aman, no el Estado, ni los profesionales de la enseñanza.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com