Pedro Sánchez ha hecho dos cosas para asegurar la impunidad a los indepes catalanes: cambiar las leyes y cambiar los tribunales que las aplican. Ya ha conquistado el Tribunal Constitucional, y ha colocado al socialista Conde Pumpido al frente... y ya ha hecho desaparecer del Código Penal el delito de sedición y reducido a la insignificancia el de malversación. 

Todo ello para que los indepes condenados queden libres de toda culpa y enlazados como héroes de la lucha contra España.  

En el entretanto, ya puestos a meter el dedo en el ojo, ERC se pitorrea de la debilidad interesada de Sánchez: ahora pretende humillar al Tribunal Supremo, y a través de él a toda España, exigiéndole que juzgue a Junqueras y compañía, según las leyes nuevas que la misma Moncloa ha puesto en marcha.

El Sanchismo es maestro en propaganda, con una caradura tremenda. Frente a Sánchez, los populares de Núñez Feijóo parecen unos pobres desgraciados, siempre pendientes de que les califiquen de ultras. 

Con una excepción, la de la presidenta madrileña Díaz Ayuso, quien no teme hablar claro y asegura que la conquista sanchista del Estado, perpetrada desde el Gobierno, no ha hecho más que empezar y veremos cosa "que nos helarán la sangre". Feijóo debería aprender de Ayuso. Juan Español puede aceptar unas propuestas y rechazar otras, pero quiere que le hablen claro... supongo.