El magistrado Cándido Conde-Pumpido ha sido elegido este miércoles nuevo presidente del Tribunal Constitucional. Para entendernos, Conde-Pumpido, progresista, ex fiscal general del Estado por la gracia de Zapatero y favorito de Sánchez, se enfrentaba a María Luisa Balaguer, feminista, progresista, constructivista y menos favorita de Sánchez. Y el voto decisivo lo tenía María Luisa Segoviano, feminista, progresista, que defiende el "enjuiciamiento con perspectiva de género" y dispuesta a estudiar la autodeterminación y que fue propuesta por Sánchez para el Tribunal Constitucional. Teniendo este esquema, ¿queda claro de quién depende el Constitucional?

Conde-Pumpido se ha convertido en el duodécimo presidente del tribunal de garantías gracias a su voto, el de otros cuatro magistrados progresistas y al voto decisivo de Segoviano, y así ha ganado a Balaguer, que ha tenido su voto y el voto de los cuatro 'conservadores' que quedan en el TC.

Por su parte, ha sido elegida vicepresidenta la magistrada Inmaculada Montalbán, la candidata que acompañaba a Conde-Pumpido, por lo que Montalbán ha ganado también al candidato de Balaguer, Ricardo Enríquez, de corte conservador. Por lo que los progres sanchistas copan el poder del Constitucional, tanto presidencia como vicepresidencia, y esto es la primera vez que pasa en la historia, puesto que existe una regla no escrita en la que presidente y vicepresidente no deben pertenecer la mismo grupo ideológico.

Pero claro, el sector progresista ha hecho saber que se ha elegido a Montalbán, no porque sea progresista y afín a Moncloa, sino para dar una imagen de paridad dentro del tribunal ya que es el TC con mayor número de mujeres en la Historia. 

El papel del presidente es fundamental dentro del órgano ya que decide qué priorizar al confeccionar el orden del día, pudiendo dar prioridad a los asuntos que estime oportunos, además, goza de voto de calidad.