Sr. Director:
Recientemente, un programa de una cadena de radio emitía desde la frontera entre Venezuela y Colombia.
Fue el relato de una dramática diáspora, contada desde el lugar donde los más afortunados pueden atravesar el puente Simón Bolívar y salir de la miseria venezolana para conseguir algo de comida o poder ser atendidos en unas mínimas condiciones en un hospital colombiano.
Historias que, entre lágrimas, nos contaban cómo en Venezuela ni siquiera los que tienen dinero pueden asegurarse la comida, cómo los estantes de los supermercados están vacíos, cómo están volviendo enfermedades erradicadas hace casi un siglo, cómo hay quien por la mañana no levanta a los niños de la cama para ahorrarse una comida o cómo hay muchos enfermos que mueren por no poder disponer de una simple pastilla para la tensión.
Eso está pasado hoy en un país teóricamente rico. ¡Qué lástima!