Sr. director:

Hablar hoy de universidad es hablar de un mundo con muchos perfiles, con muchos ambientes diversos, con finalidades variopintas. Antes, hablar de nivel universitario era hablar de personas con una buena formación, con un nivel intelectual importante, incluso al margen de su nivel social o de sus creencias. Ahora hay bastantes dudas al respecto. No está tan claro qué se pretende en las universidades, qué aprende un alumno, qué educación personal ha adquirido, cual es verdaderamente el “nivel” universitario.

La universidad es “una forma eficaz y profunda de abordar la realidad, que proceda con orden, precisión, sutileza, capacidad de relacionar diversos temas entre sí y llegar a conclusiones óptimas que hagan más fácil la vida o bien nos sirva para ayudar a los demás. El adquirir y formar esa capacidad sería la principal meta de la formación universitaria para este intelectual inglés (Newman) del siglo XIX”. Capacidad de relacionar diversos temas… que nos sirva para ayudar a los demás. Qué interesante y qué lejano. Sin embargo, investigando un poco nos encontramos con que todavía hoy hay ambientes universitarios con esa mentalidad.

La imagen actual de la universidad en España es muy variada, pero tendiendo a pobre. Lo que vemos u oímos contar sobre la universidad pública deja bastante que desear, aunque, como siempre, no se deben hacer generalizaciones. Tampoco podemos hacer juicios colectivos de las universidades privadas, pero conocemos no pocas que tienen una mentalidad más cercana a lo que deseaba Newman: un ambiente formativo, como planteamiento general.