¡Qué te pasa Carmena!: la exalcaldesa madrileña desvela los problemas que sufrió por la ocupación de un chalet de su vecindario por un grupo de muchachos dedicados a "actividades ilegales de robos, hurtos y otras cosillas"
"Algo no está bien en la democracia que tenemos", dice Manuela Carmena, exacaldesa de Madrid, que vive preocupada ahora por cosas como que "en el barrio de Las 3.000 Viviendas de Sevilla el 55 % de los vecinos no vota –cuenta–. Precisamente quienes más necesitan el apoyo del Estado".
Por eso ha presentado en Madrid el espacio de reflexión Cuidar la Democracia, y ha escrito un libro para jóvenes, 'A los que vienen' (Aguilar), sobre la patria, el sexo, la libertad o la ecología. Anda además Carmena esperando a que mejore el tiempo para retomar sus caminatas por Madrid, y, mientras, releyéndose a Galdós y a Concepción Arenal, y escribiendo "un libro más profundo, sobre la ética en la política".
Confiesa Carmena que sus principios en política no fueron fáciles. “En el Ayuntamiento, al principio me costó. Tengo escritas cosas de los primeros días… Pensaba: "¿Dónde te has metido tú, que estabas en tu paraíso de jubilada?". Pero fue los dos primeros meses, por la terrible confrontación, ese nivel de agresividad que viví desde la llegada al Ayuntamiento…
También opina la exedil madrileña sobre asuntos como el pin parental: Los padres, si las informaciones que reciben sus hijos no les gustan, pueden rebatírselas, discutirlas con ellos… Pero lo que no se puede hacer es apartarles de su derecho a la información, porque entonces se forma a adultos que son unos disminuidos.
Y como experta jurista considera que se requiere una reforma del Código Penal: Es necesario revisar las penas. Son demasiado largas. No es como en los 80, pero seguimos teniendo las prisiones demasiado llenas, y todo el mundo habla de que el Código Penal español es muy duro en las condenas. Deberíamos tener condenas más ágiles y adecuadas.Hay delitos gravísimos, pocos por fortuna, y muchos que no son graves. Me preocupa que estén demasiado castigados los delitos no graves. Los delitos que son muy graves precisan penas especiales, largas y severas. Pero por fortuna la mayoría de personas encarceladas no están condenadas por asesinatos como el de ese niñito (Gabriel), sino por tráfico de drogas”.