La Unión Europea ha decidido un reparto de refugiados por cuotas. El ministro español Margallo (en la imagen) ha criticado que a España le toquen el 7,25% de los refugiados (1.600 de unos 20.000). El problema es que esa cifra, sin especificar claramente de cuánto tiempo estamos hablando, es, en principio, ridícula, dada la presión migratoria actualmente existente, especialmente por mor del Califato Islámico. De qué sirve protestar porque te 'toquen' 1.600 0 2.000, si la cifra total, la de los 20.000, resulta diminuta. Los franceses no quieren inmigrantes y aseguran que, si hablamos de refugiados, no sólo de inmigrantes por razón de hambre, el derecho se tiene o no se tiene, las cuotas sobran. Tienen toda la razón, y si los que huyen para salvar la vida son 100.000, cinco veces más, pues habrá que acogerles. Y sí, es cierto que para luchar contra el hambre no vienen mal los ejércitos. Porque estamos hablando de mafias. Ahora bien, contra la inmigración en general, el plan de la Unión Europea no sirve. Cuotas sí, si son generosas y de forma transitoria, pero también ayudar en origen. Porque la única ley moral que puede aceptarse es la de las fronteras abiertas pero, al mismo tiempo, que Europa y Estados Unidos (y Rusia, y China, y demás países emergentes) ayuden a los países de donde salen los inmigrantes y que compitan con sus productos agrícolas con honradez, cosa que hasta ahora no hacen. Hispanidad redaccion@hispanidad.com