Afirma Rodríguez Barragán, entre otras cosas, en su artículo titulado La abolición del varón: La subversión es completa.
No es la igualdad entre los sexos sino la destrucción, la de-construcción como se dice hoy, del concepto mismo de sexo como complementariedad, como unión amorosa, como fecundidad. He entendido siempre que era el niño quien tenía, además del derecho a vivir, el derecho a tener un padre y una madre, a través de los cuales adquirir su personalidad, destrezas y habilidades básicas para vivir en sociedad. Ahora se nos quiere adoctrinar de que la mujer, no sé si llamarle madre, y sólo la mujer, tiene el derecho absoluto a decidir el cómo, cuándo, dónde, tener un hijo en perfectas condiciones eugenésicas o a eliminarlo si le parece.
El varón que puso la mitad de los cromosomas del concebido no pinta nada, queda abolido. Son ciertas las afirmaciones de Barragán. Yo me pregunto: ¿cómo es que ningún varón se planta ante la injusticia que supone ese feminismo radical que les niega sus derechos? La igualdad ha de ser positiva, mirando la misma dignidad del hombre y la mujer. Es una injusticia el aplastamiento del hombre por la mujer y viceversa. Sucede, y es una desgracia, que hay mujeres que se atreven hoy a denunciar, a su pareja, de maltratos inexistentes, y así los despiden y se quedan con los hijos y el piso, etc.
Impresentable. El marxismo, que buscó la lucha de clases e impulsó tantas huelgas no siempre justas, que minaron las economías, ahora se ha centrado en la lucha de sexos con la denominada ideología de género, que perjudica a la familia. Como si hombre y mujer no fuesen iguales en dignidad y complementarios, ambos necesarios en para la seguridad psicológica de los hijos y su mejor educación.
Josefa Romo
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