Debe ser que el que se regodea en el barro no soporta ni la mera visión de lo bueno. Como dice la Biblia, sólo verlo da grima.

El caso de Susan Boyle lo explicaba Clemente Ferrer en Hispanidad: una mujer con una voz espléndida que asegura vivir la castidad. ¿Podría permitirse? De ningún modo. De inmediato, su nombre tenía que ensuciarse. Ya está: un imbécil le ha ofrecido un filme porno donde se escenificará cómo perder su virginidad. elmundo.es de Pedro J. Ramírez se ha regodeado en la oferta, al igual que media prensa mundial. El éxito de su vídeo en Youtube ha cedido el testigo al mórbido deseo de manchar algo limpio, porque para las mentes sucias lo puro da grima. Para las señoras progresistas, como Rosa Montero, en El País, su tontuna feminista les impide ensañarse con Susan: se conforman con depreciarla: Boyle es estrafalaria. Una tipa rara, fea como un dolor y algo retrasada. Con eso basta. Lo dice la misma señora progresista que alumbró su carrera literaria con una Crónica del Desamor que era, no lo duden, una verdadera cerdada, más bien estrafalaria, sobre iniciación al sexo tragando semen.

Pedro José y Rosa son las vivas imágenes de que al mal, le da grima el bien y siente unos irrefrenables deseos de destruirlo. Susan se ha convertido en todo un símbolo de la ética y la estética contemporáneas. Y ya, de paso, un ejemplo para machistas incapaces de comprender que amar es lo contrario de utilizar y para feministas incapaces de entender que el amor es entrega y que el servicio no es sumisión. O sea, de feministas incapaces de amar.

Eulogio López

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