Ahora, el ministro de Educación quiere prolongar la escolaridad hasta los 18 años.
Después de mucho tiempo dedicado a la educación, constato que hay muchos adolescentes que a partir de 14 años, y hasta los 16 en que pueden integrarse en el mundo laboral, pasan totalmente de los libros.
Para ellos el repetir uno o dos cursos no sirve de nada; además de que molestan a los demás y condicionan el buen funcionamiento de las clases a las que asisten. Prolongar esa situación hasta los 18, con el ánimo de disminuir el fracaso escolar, no sólo me parece utópico sino contraproducente; no aumentará la calidad de la educación pero sí los problemas de disciplina en el aula. No pasa nada porque no puedan acceder a la universidad, pues hay quien madura a través de los estudios y quien lo hace a través de un trabajo serio y responsable.
Lo importante que es ese trabajo esté bien regulado y que continúen existiendo posibilidades de promoción personal; como podrían ser los estudios nocturnos para los que lo deseen.
La única ventaja de que sea obligatorio para todos permanecer en los colegios dos años más, es que disminuirá la tasa de paro juvenil; quizá es eso lo que realmente pretende el Gobierno.
Freddy G. Bru
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