Este viernes comienza a aplicarse la segunda parte de la Ley Antitabaco: la que prohíbe fumar en bares y cafeterías de más de 100 metros si no se han realizado las oportunas divisiones entre zona de fumadores y de no fumadores. El sector de la hostelería está revolucionado, porque la mayoría no han acometido las obras con la esperanza de que el incumplimiento masivo obligara al gobierno a dar marcha atrás.
No ha sido así. Sanidad está empeñada en aplicar su cruzada contra el tabaco y ha advertido que los bares que no hayan realizado las oportunas reformas deberán de declararse no fumadores. Los restaurantes y cafeterías se resisten, porque alegan que la medida expulsaría a gran parte de la clientela. El Gobierno insiste en que la aplicación en los centros de trabajo se ha practicado sin traumas y que lo mismo ocurrirá en los lugares de esparcimiento. Y no es lo mismo. Precisamente los trabajadores buscan en el bar el deshago que no encuentran en el trabajo.
Además, Sanidad insiste en los decretos autonómicos no pueden contradecir la legislación nacional y se muestran inflexibles en la aplicación de la norma. Una pedagogía necesaria si se quiere que el derecho no sea papel mojado. La duda está en si ante la rebeldía ciudadana previsible, Sanidad se dedicará a sacar el tarjetero de multas millonarias o se cortara un pelo. Pero los restaurantes no se pueden permitir esos riesgos, así que este viernes es un día de enorme tensión en el sector de la hostelería.