Hablemos de Casimiro, el anciano desertor del arado del que les hablaba días atrás. Ha cerrado su tienda. Me acabo de enterar de que ya había sufrido otro asalto de jovencitos y que, por resistirse a entregar su recaudación, que presumo escasa, ya le habían propinado otra paliza. Y el hombre no ha podido más. También me cuentan que Casimiro sospecha dónde encontrar a los vándalos pero es seguro que, si logran dar con ellos, entrarán por la puerta de la comisaría y saldrán por la del juzgado dispuesto a vengarse del chivato Casimiro.
Dicho de otra forma: la delincuencia común reina en España mientras el ministro del Interior es elevado a vicepresidente. Es el gran hombre del momento, don Alfredo Pérez Rasputín Rubalcaba, quien asegura, respaldado por ese otro Rasputín que es el todavía fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, que la delincuencia común, la que provoca miedo en las calles, disminuye en España.
Y es cierto, claro que disminuye, porque la gente ni se molesta en denunciar: hace lo de Casimiro: tira la toalla y se refugia en su casa. Mejor una pensión de subsistencia que jugarse la vida para ganarse el pan.
La delincuencia ha aumentado, pero según las estadísticas disminuye: naturalmente, porque la gente no confía en el protección del Estado y no denuncia, en la convicción de que recurrir al Estado sólo le acarreará problemas.
Ya sé que Rubalcaba (si le das la espalda te la clava), el gran hombre del momento es un demagogo inteligente. Ya ha lanzado dos ideas fuerza que su tribu de televisiones adictas repiten sin pausa. A saber: Rajoy es un vago superficial sin muchas ideas. Buena idea, porque es cierta y las grandes mentiras deben partir de una verdad.
Segunda mentira de Rasputín: el líder natural del PP, el que puede hacerle sombra a ZP es Gallardón, aunque así fuera, y creo que no es verdad, el gran hombre sabe que el alcalde Madrid es odiado en su propio partido. Los líderes que pueden sustituir a Rajoy sin romper el PP, como Esperanza Aguirre, se están convirtiendo en sospechosos de corrupción. La trama de corrupción, no tienen más que leer la edición de El País del sábado 23, donde la trama Gürtel ya no es corrupción valenciana, sino madrileña. Y algo hay de verdad en ello, porque, en efecto, miembros del Gobierno Aguirre se han visto envueltos en la Gürtel, pero, a partir de esa verdad, se puede manipular haciendo ver que todo el PP es corrupto.
Naturalmente, la abortera Aguirre es una líder con mérito pero no una defensora de principios irrenunciables, como la vida o la familia. Para los que defienden valores cristianos, o sea, humanos, cada vez más marginales en el PP, la estrategia rubalcabiana es la misma de ZP: son catalogados como ultras.
Y la cosa tiene su gracia, dado que Rubalcaba tiene genética felipista, es decir, la era de la corrupción organizada y del terrorismo de Estado tipo GAL. En cualquier caso, Rasputín no pretende defender a Gallardón sino dividir al PP con el uso de la irracional ambición del alcalde capitalino.
Estamos ante un demagogo de grandes proporciones, un controlador de contenidos televisivos y un manipulador de mentes. ZP es un resentido pero Rubalcaba es un demagogo. Casimiro sí lo sabe pero Casimiro no es Belén Esteban: no tiene voz en las teles. Por eso se tiene que conformar con rumiar la injusticia de la que ha sido objeto.
Sí, lo de Casimiro es un nombre falso de un caso verdadero, pero supongo que no le ayudaría nada que diera su nombre real.
Eulogio López
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