Al tiempo, destroza la AVT. Está consiguiendo que Juan Antonio García Casquero busque datos para acusar a Alcaraz por desvío de fondos
No para el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ese conspirador que todo presidente desea tener a su servicio pero a una distancia de seguridad. Es Rubalcaba quien ha animado la huelga en la Administración de justicia por la intromisión del Gobierno en la condena del juez del caso Mari Luz, la niña onubense asesinada. Todo sea por debilitar a Teresa Fernández de la Vega y a su monaguillo, el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, pues todo el mundo sabe que Rubalcaba aspira a la Vicepresidencia primera del Gobierno y que mantiene una antigua amistad con Carlos Dívar, nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Pero las conspiraciones de don Alfredo no terminan ahí. El hombre más temido por el presidente de la Generalitat, José Montilla, por jacobino y centralista, también ha lanzado sus redes al nuevo presidente de la Asociación Víctimas del terrorismo (AVT), verdadera cruz del Zapatismo durante la primera legislatura. En concreto, Rubalcaba busca venganza sobre Francisco José Alcaraz, al que los socialistas han cogido verdadero odio, y temen que pueda regresar. El ministro conspirador se ha aproximado a su sucesor en la AVT, Juan Antonio García Casquero, y ése ha comenzado la tarea de encontrar trapos sucios, en concreto de dinero, en la gestión de Alcaraz, presuntos trapos que los medios adictos ya han empezado a airear.
Y la verdad, dada la austerísima vida de Alcaraz, no parece que por ahí puedan meterle un gol, pero todo es cuestión de de hacer verosímil la mentira. Y en eso don Alfredo es un portento.