Zapatero es un posibilista. Dice que alcanzar un acuerdo global para salir de la crisis englobaría muchas dificultades por cuestiones ideológicas. Incluso plantea las dificultades siquiera de empezar a hablar. Por eso apuesta por pactos sectoriales y de mínimos. No es tal cosa la que me propongo sino algo políticamente más viable aunque no menos útil y ambicioso: propiciar la suma de esfuerzos en torno a las grandes líneas de futuro de la economía española, a sus orientaciones estratégicas. O sea, de nuevo, la política de fotos. Como en el diálogo social y en el pacto de Estado de Educación. Un mini pacto, como ya hemos informado.
Y frente a estos pactos vaporosos, Rajoy le ofrece un pacto de Estado, una mano tendida para afrontar un severo ajuste en el gasto y en explicárselo a los españoles. Zapatero acepta la oferta y dice que quiere hablar con Rajoy. Ud. Siempre ha venido cuando le he convocado, como es lógico, dice. O sea, a pesar de que siempre he tratado de timarle. Eso sí, matiza su voluntad de diálogo: pero sería bueno que Ud. viniera con propuestas concretas, con ejemplos. ¿Quizás el del ayuntamiento de Madrid o el de la Comunidad Valenciana?. Palos en las ruedas.
Las mismas que le pone a Durán, que también le reclama un ajuste de gastos. ¿Dónde lo hacemos, en las transferencias a las CCAA, por ejemplo?. El discurso le sale tan bien que se lo repite a Ridao, que también plantea la necesidad de ajuste. Incluso a Herrera. Lo que pasa es que cuando todos los coches van en la misma dirección, a lo mejor el que va en dirección contraria es uno mismo.