Sr. Director:

Con motivo de la celebración de la XX Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en la ciudad alemana de Colonia y la llegada del Papa Benedicto XVI, un informativo de una cadena televisiva inició el reportaje de manera singular. Comenzó diciendo que con esta multitudinaria pastoral, desconocía si con la actuación papal  pudiera quitarse la imagen de "Gran Inquisidor". Proyección -según él- que viene dada por su anterior responsabilidad en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se supone que es una de las cadenas televisivas de ámbito nacional más moderadas.

Me viene el ejemplo de aquel embajador en Roma, que se le puso especialmente ahí por sus tesis anticlericales y antivaticanistas. Ustedes lo recordarán.

No hablan de la dulzura de sus maneras y expresiones, de un Papa digno relevo de Juan Pablo II. Firme en la defensa de los valores morales y contra el relativismo imperante, no es admitido por los enemigos de la Iglesia.

Inquisitorial es ningunear y atacar a la Iglesia quien ni siquiera pertenece a ella. Otros dicen pertenecer de una manera un tanto especial, tanto, que realmente propugnan una nueva Iglesia. Pero esa no es la Iglesia Católica.

Benedicto XVI no es un gran inquisidor, ni tiene esa imagen. Benedicto XVI es dulzura, su voz ligeramente rasgada enternece. Benedicto XVI es el sucesor de Pedro en la Tierra. Continua tu alegre y jovial mandato, con la ayuda de Dios nuestro Señor.

 

José Carlos Navarro Muñoz

 

carlosnava@terra.es