Para aquellos cinéfilos que busquen cine diferente se estrena Ida, una producción de modesto  presupuesto pero multipremiada, que recuerda trágicos hechos históricos que conocemos pero narrados de una forma tremendamente original.

A principios de los años 60 en Polonia, Anna, una joven novicia que ha vivido siempre en un convento y que está  a punto de convertirse en monja,  es reclamada por su tía, a la que no conocía, que quiere desvelarle un trágico secreto de su pasado. Anna, en su viaje al "Mundo", tendrá vivencias que nunca imaginó cuando conoce que en realidad no es católica sino judía y que se llama Ida.

Con una fotografía en blanco y negro y un formato habitual de los años 60, esta profunda historia indaga en asuntos como la vocación religiosa o las elecciones vitales que marcan para siempre. Al mismo tiempo retrata la sociedad deshumanizada que dejó tras de sí el régimen comunista, todo ello mostrado con una gran belleza formal plasmada mediante encuadres imposibles. Lástima que este relato frío, pero apasionante, de ritmo mesurado acabe con un desenlace algo abrupto y precipitado en acontecimientos que dejará desconcertado a más de uno.

Para: Los que busquen en el cine propuestas revulsivas