El político conservador le insta a escuchar la voz de la calle, a replantearse el derecho a adoptar por parte de los gay y a descartar la procreación asistida.
Cientos de miles de manifestantes se lanzaron a la calle este fin de semana para protestar por el proyecto de legalizar las uniones de homosexuales.
Poco parece importarle a Francois Hollande que 340.000 personas, según la policía, medio millón según los convocantes, hayan llenado las calles de Paris este fin de semana en una macromanifestación contra de las uniones gays y la posibilidad de que los homosexuales puedan adoptar.
Como ya hiciera Zapatero, Hollande está dispuesto a materializar el proyecto de ley que aprobó el pasado mes de noviembre, una de sus promesas, que cuenta con la oposición frontal de amplios sectores de la población.
Hasta el ex primer ministro Alain Juppe, político conservador, que en un principio se mostró favorable al homomonio, ha criticado la actitud de Hollande, y le pide que escuche la voz de la calle: "Hay momentos en que la determinación se convierte en necedad", ha dicho en una entrevista, donde le ha advertido contra la terquedad: "Se trata de un tema muy difícil… que toca sentimientos muy profundos" ha afirmado, y asegura que "estamos creando las condiciones para una profunda división dentro de la sociedad francesa".
Juppe se muestra absolutamente contrario a la procreación médicamente asistida por parte de los homosexuales: "Hay que descartarla…y creo que el presidente se da cuenta". Juppe, pese a haber defendido la igualdad de derechos con respecto a parejas del mismo sexo ha dicho que "en adopción, debe replantearse el debate".
Mariano Tomás
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