En contestación a un artículo de Ignacio García de Leániz aparecido en El Mundo el pasado día 15, pág. 17, con el título transcrito arriba, y recibido por un amigo, éste contesta con lo que a continuación transcribo y que creo merece la pena leer y meditar:
¿Quieres hablar de tabús alrededor de este tema Pues el mayor tabú es el del aborto. Tanto, que este artículo ni lo menciona.
No se puede decir, ni sugerir, nada que describa lo que de verdad nos está pasando: además de asesinar en masa, envejecemos a la población. Alguien tiene que empezar a gritar desde los tejados que el tema es urgente, y no es de retoques, debe ser de contraofensiva en toda regla. Son 100.000 nacimientos escamoteados a España por año, además de una carga amoral con ramificaciones impensables en la conducta colectiva.
Con ello se aprueban varias falsedades:
Una es que las mujeres "son dueñas de su cuerpo" (lo son, pero no del bebé que llevan dentro).
Otra es que los adolescentes son responsables, mientras utilizan el aborto como red de seguridad cuando la anticoncepción no se usa, o falla.
Otra más es que poner restricciones al aborto es una "limitación de la libertad" o representa "devolvernos a los abortos clandestinos".
Pero la más gorda es que las mujeres "son iguales" a los hombres. Y claro, como los hombres no tienen niños, pues las mujeres tampoco. Se ha entronizado la idea de que las mujeres deben ocupar en la sociedad los mismos lugares que los hombres, a cualquier coste. Se pregunta el articulista "qué secreto anida inconscientemente en el alma española"…
No es secreto, ni es inconsciente: es ignorancia del ser humano, es egoísmo y es dilución moral, todos encumbrados en nuestra sociedad.
Empecemos por ahí.
Juan Antonio
Si no empezamos a poner remedio a temas como éste, y la educación en los valores y la dignidad del hombre, empezando por el respeto total y radical a la Vida, a Dios no le hará falta ningún Apocalipsis, para que desaparezca la humanidad.
J. R. Pablos