Pide no alarmar generando desconfianza en los mercados. Rechaza un plan B por si fallan las previsiones tal y como pedía el gobernador del Banco de España.
Al oír los datos macro de la economía española en las comparecencias políticas, uno puede suspirar porque parece que todo se va a arreglar en cuestión de meses. Sin embargo, al ver los datos microeconómicos (por éstos me refiero a los datos que uno tiene en el bolsillo para el día a día, lo que uno ve por la calle y oye entre los amigos), las cosas no parecen tan sencillas.
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, ha asegurado ante la comisión de Presupuestos del Congreso, que las previsiones de los mismos para 2011 son realistas y que lo sucedido en los últimos años, le ofrecen crédito para ello. Según el Gobierno, sus previsiones del año pasado se han cumplido de manera casi exacta.
Pero uno de los datos que más interesa a la gente, que es poder tener trabajo, resultó un poco erróneo y ha aumentado a un 20,5% el número de parados entre la población activa cuando el Gobierno auguraba un 18,3%. Un 2% que ha sido un simple error de cálculo.
Sin embargo, pese a este dato, el Ejecutivo prevé que el consumo crezca para el año que viene hasta un 18%, dato que parece un poco extraño, al menos a corto plazo, cuando se supo ayer que por primera vez desde el comienzo de la crisis, el gasto familiar en alimentos ha caído en España, según dice Kantar Worldpanel, líder mundial en estudios sobre el gran consumo de los ciudadanos (alimentación y droguería), que habla de un retroceso en lo que va de año de un 31%.
Pese a todo esto, el secretario de Estado ha hablado de que la economía española se encuentra en una fase de consolidación tras una fase de transición, en el que la iniciativa privada está supliendo a la pública. Dentro de esa consolidación, Campa reconocía que es normal que la agencia Moodys se muestre preocupada, pese a que reconozca también los esfuerzos que se están realizando. Y uno de ellos ha sido el acierto de la subida del IVA, según el secretario de Estado de Economía, que además el Gobierno había anunciado con una serie de previsiones, que se han cumplido según ellos. Y es que anunciaron que aumentaría el consumo y posteriormente se subiría el IVA y el consumo se regularía. Era difícil no acertar. Con la amenaza de los nuevos impuestos, claro que creció el consumo, pero ahora parece ser que ha caído un consumo, y solamente hay que leer los datos de matriculación de automóviles de los últimos meses, por ejemplo.
En el fondo, José Manuel Campa ha defendido la austeridad de las cuentas como elemento necesario para reducir el déficit (hasta un 3% en 2013) y disminuir el coste de financiación del gasto público, así como continuar por un cambio estructural en la política económica, que ya se está llevando a cabo. Para ello ha repetido la importancia de la confianza (lo que se vuelve complicado tras tanta desconfianza que han generado y generan) y ha rechazado la necesidad de un plan B, como pidió el gobernador del Banco de España en su comparecencia de ayer.
Habrá que ver dónde va a parar todo esto. Hasta entonces, el grupo socialista seguirá diciendo que el popular no cree que haya crisis, sino que es una excusa para criticar al Gobierno; el popular tacha las previsiones como irreales; y el hombre de a pie, mientras tanto, deberá seguir controlando sus datos microeconómicos para que le lleguen a fin de mes.
Juan María Piñero
juanmaria@hispanidad.com