Flowers se enfada con Goñi por no advertirle de la fusión con Cajasol  

 

Los banqueros, españoles y extranjeros, esperan a que el sector público sanee las cajas para repartírselas luego a bajo precio. Conclusión: las cajas empeoran y se ven obligadas a vender empresas y a despedir trabajadores para finalmente desaparecer.
Mis paisanos de La Nueva España -un buen periódico- hablan del éxito de su fusión de cajas, liderada por Cajastur bajo la denominación Liberta y del fracaso de Caja Madrid-Bancaja, cuyo consejo de administración  estaría mucho más politizado. 

Y puede que sea cierto, en el sentido de que los partidos políticos -menos los sindicatos- siguen muy presentes en el Consejo de Administración de la nueva SIP que capitanean Caja Madrid y Bancaja, es decir, del nuevo banco que acumulará el poder en las siete cajas de ahorros fusionadas. Asegura La Nueva España que la opción de Cajastur es más profesional. Vael, admitimos pulpo como animal de compañía, pero el problema no es que las cajas se despoliticen sino que las cajas se conviertan en bancos, las ayudas del Estado -proporcionalmente mayores en Cajastur que en Cajamadrid- y el saqueo de los activos de las cajas por parte de los bancos. 

Ejemplo paradigmático lo tenemos en la primera fusión de cajas de ahorros: Banca Cívica, a iniciativa de Enrique Goñi, director general de Cajanavarra. Fue la fusión fría más apoyada por el Banco de España y por el gobernador Fernández Ordóñez (MAFO) pero ahora, más que una fusión, parece un problema. Tan complicada se ponía la cosa que el Banco de España forzó la fusión con Cajasol, la estrella andaluza de las cajas de ahorros, sin darse cuenta de que si fusionas una entidad mala con otra peor tienes tres problemas.

El Banco de España alentó la entrada del fondo Flowers y ahora resulta que los norteamericanos se cabrean y no quiere aportar los 450 millones de euros previstos. Se cabrean porque ni Goñi ni el Banco de España les avisaron de la entrada en danza de Cajasol.

Y ojo, porque el fondo Flowers tiene un asesor en España, que no es otro que Emilio Botín, presidente del Banco Santander.

Un famoso consejero delegado bancario me comentaba semanas atrás que todavía no había llegado el momento de que los bancos adquieran cajas de ahorros o activos de estas entidades mutuales: Hay que esperar a que el asunto se pudra más.

Esta es la clave: desde el poder, especialmente desde el Banco de España, se ha forzado a las cajas de ahorros a convertirse en bancos, todo ello como síntoma de modernidad, naturalmente. Con ello, no ha mejorado su solvencia sino todo lo contrario, y ahora las cajas se ven obligadas a pasar por dos aros: vender activos industriales y  despedir trabajadores. Pero el proceso no termina ahí: el proceso termina cuando bancos y fondos especulativos se hagan con las cajas o con trozos de las mismas.

Al parecer, en esto consistía la famosa reforma financiera: sanear las cajas -incluso las que no necesitaban saneamiento alguno-. Obligarles a malvender activos y a despedir trabajadores, sanearlas con fondos públicos y, finalmente, ofrecerlas a bajo precio a la banca: una reforma formidable. Es el saqueo de las cajas de ahorros, la mejor creación financiera española, en su mayoría obra de la Iglesia para luchar contra la usura, las entidades que han proporcionado casa a las clases medias y bajas y las que han desarrollado el tejido industrial español. Aunque el objetivo final no es el saqueo, no, sino la pura y simple desaparición del sector.

¡Un reformón, oiga usted!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com