Estimado Sr. López:
Leo con interés su artículo "Homosexuales sí, homosexualidad no", publicado el día de Nuestro Señor del 22 de octubre de 2009.
Me asalta la curiosidad cuando llego al párrafo que reza (y cito): A ver si nos lo metemos en la cabeza. Lo malo entonces no es el gaymonio sino la homosexualidad en sí misma. Lamento insistir pero introducir el pene en el recto no es sexo, no es matrimonio ni es amor: es una cochinada enorme, como lo es el introducirse objetos de forma aplatanada por la vagina.
Divagando sobre su reflexión, llego al punto en el que una mujer se introduce objetos de forma aplatanada por el recto. Sin ser un pene erecto, ¿puede considerarse como una actividad dentro del matrimonio?
Me plantea también dudas la posibilidad de que el objeto no sea introducido por ella, sino por otra persona, de forma consensuada, ¿es amor?
Un saludo, y gracias por su siempre acertada guía.
José María Mateos
chema@rinzewind.org
Homofobia y homomonio
Mi querido amigo:
No hace falta que rece mis párrafos, basta con que los lea mientras dejo a su superior criterio la posibilidad de recitarlos. Paso a responder a sus atinadas preguntas.
No, por favor: si una señora se introduce un instrumento de forma aplatanada por el recto no es matrimonio, aunque supongo que sí se tratará de homomonio en toda regla. Doloroso, pero homomonio.
Si el tal instrumento, aproximadamente cuneiforme, se lo introduce otra persona no es amor sino un atentado terrorista y cochinísimo, con violencia de género incluida que, no lo dude usted, doña Teresa Fernández de la Vega (qDg) no dejará impune.
Quedo a su disposición para clarar cualquier tipo de duda que le pueda asaltar aunque, eso sí, sólo en el segmento de docencia teórica.
Y no, no puedo tolerar que me agradezca mi acertado consejo. Todo sea por la formación de la juventud: Divertir instruyendo, es nuestra divisa.
s.s.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com