Isidro Fainé, presidente de La Caixa, es el nuevo presidente de la Confederación Espanola de Cajas de Ahorros. Al cajero más famoso de España se lo pidieron, al alimón, el PSOE -vía Elena Salgado-, el PP -vía Rodrigo Rato- y el Banco de España -MAFO en persona-. Estará rodeado por cuatro vicepresidentes y un secretario general, según cupos ideológicos y territoriales. Por de pronto, su competidor hasta hace 48 horas, Amado Franco, el novato en el sector, Rodrigo Rato, el eximio representante del PSOE y de Andalucía, Braulio Medel, de Unicaja y Modesto Crespo, de la CAM, el único que tiene rodando por los mercados cuotas participativas -instrumento ideal para convertir a las cajas de ahorros en bancos- y que dirige una caja en territorio PP pero llamada a ser absorbida, preferentemente por Caja Madrid, logrando así la primera gran fusión inter-regional, que es lo que pretenden todos los que buscan convertir a las cajas de ahorros en sociedades anónimas.
De secretario, el hombre de Caja de Murcia, Carlos Egea, tan saludable en sus relaciones con la derecha como con la izquierda y que protagoniza otra de las deseadas fusiones virtuales, es decir, la tercera vía para la conversión de las cajas en bancos.
Pero el nombramiento de Fainé coincide con algo más importante. El pasado miércoles 14 tuvo lugar una reunión discreta en el Banco de España. Aprovechando un seminario celebrado el martes 13, en el que participaron figuras del entorno financiero europeo, el gobernador MAFO convocó al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, a los precitados Isidro Fainé y Rodrigo Rato, al consejero delegado de Santander, Alfredo Sáenz, y al presidente del BBVA, Francisco González, entre otros. A la reunión acudieron también otros personajes dignos de mención, como José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, Axel Weber, presidente del Bundesbank, o Lloyd Blankfein, presidente y consejero delegado de Goldman Sachs. De este último cabe señalar que es el hombre que en noviembre de 2009 aseguró que estaba realizando nada menos que el trabajo de Dios y se quedó tan a gusto. Pues bien, este humilde señor se encontraba en Madrid unas horas antes de que la SEC, el regulador estadounidense, acusara al banco que preside de fraude con deuda vinculada a hipotecas basura.
Pero el invitado estrella no era Trichet sino Jacques de Larosière, el responsable de redactar el archifamoso Basilea III. De Larosière es, junto a Daniel Lebegue, co-presidente de Eurofi, un think tank dedicado a los servicios financieros creado en 2000.
Supuestamente, este documento aumentará la exigencia de recursos propios de las entidades -un torpedo contra las cajas de ahorros- al tiempo que castigará las participaciones industriales de bancos y cajas por la misma vía: más fondos propios. Considerando que todas las empresas estratégicas españolas están participadas por las cajas de ahorros, no necesitamos explicar que Basilea II se enarbola como el azote de las cajas de ahorros y de todo el tejido industrial español.
Pues bien, nada de nada. De Larosière explicó a los presentes que el borrador iba para largo y que no había ideas preconcebidas, e incuso pidió sugerencias. En otras palabras, que Basilea III no es más que una excusa utilizada por los neoliberales del PP, del Gobierno y del Banco de España, empeñados en sacrificar la industria española y a las cajas en honor del ídolo de las finanzas, esto es, de la solvencia de las entidades financieras y de los mercados. Todas esas entidades, por supuesto, sociedades anónimas, es decir, bancos.
Miriam Prat
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