Sr. Director:
El 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos, fue la fecha en la que la Iglesia católica en este país clausuraba la Quincena por la Libertad.
Una iniciativa que reivindicaba el derecho de los creyentes a vivir conforme a su fe, también en público. Los obispos americanos han puesto este año el foco sobre la acción caritativa, amenazada por leyes como las que, en algunos estados, penalizan la atención a inmigrantes en situación irregular. Pero la noticia que marcaba esta III edición de la Quincena por la Libertad ha sido la sentencia del Tribunal Supremo que da la razón a algunas empresas contra la reforma sanitaria, por obligarles a contratar seguros con coberturas como fármacos abortivos o anticonceptivos.
El asunto no está aún del todo zanjado, pero supone una histórica victoria para la Iglesia, y para un importante número de empresarios y ciudadanos que se han plantado ante la obligación de actuar contra sus convicciones, perfectamente razonadas y razonables. La sentencia abre además el debate sobre la legitimidad con la que un Gobierno puede imponer determinadas concepciones morales a la sociedad. La reforma de Obama ha sido aplaudida por la Iglesia como un paso adelante hacia la cobertura sanitaria universal en este país, pero eso no justifica propagar una visión ideológica y frívola de la sexualidad o de la familia, ni una relativización del sagrado derecho a la vida.
Suso do Madrid