Mikel Buesa, Pagazartaundua, Dávila, Irene Villa, Jáuregui, Gregorio Ordóñez, Sylvia de sólo 6 años, Uriba, Mújica, Lluch, Martín Carpena, Tomas y Valiente, Jiménez Becerril, Diaz Losada, Santamaría, Domínguez, Goicoechea, Gil, Hipercor de Barcelona, M. Angel blanco...no sigo porque no me caben las más de mil personas, ¿sabéis que vuestras muertes han sido inútiles gracias a Zapatero? El espíritu de Ermua, los 40 millones de españoles que salimos a la calle con M. Ángel Blanco... para nada. Por cierto M. Angel, te mataron porque no quisimos negociar, porque creímos que la violencia y el chantaje no podían vencer en una sociedad que se llama democrática, porque no quisimos dejar que el totalitarismo ganara... vuestra lucha política, vuestros escoltas, vuestro mirar bajo el coche, vuestras familias asustadas; para nada. Ahora el gran Zapatero se ríe de vosotros. Y ay de aquel que no le parezca bien: Rosa Díez, ¿cómo se te ocurre llevar la contraria al hombre del talante en un tema como el terrorismo? No mujer no, él que casualmente no condena la explosión de los cuatro últimos artefactos...
Somos muchos los españoles que estamos boquiabiertos ante este pacto, ante esta bajada de pantalones, ante este reírse de nuestros muertos. ¿De quién partió la idea, también de Carod Rovira, quien por cierto, emite en repetidas ocasiones la pelota vasca en TV3?
Negociar con asesinos privilegiados a los que se les permite brindar con champagne y tomar tarta en cárceles de aislamiento, mientras sus compañeros han perpetrado otro atentado; asesinos que pactan con Carod Rovira treguas regionales; asesinos que no cumplen sus condenas íntegras (esto sólo ocurre en España).... y encima los que están encarcelados tienen la poca vergüenza de pedir estar sentados en la mesa de negociación. ¿Y las victimas? ¿Dónde tienen que sentarse? ¿Cómo mirarán los familiares de asesinados, los mutilados a sus asesinos? ¿Como presos políticos o como pobres chicos que hacen gamberradas? Vergonzoso sr. Zapatero. Hoy más que nunca, usted no es mi presidente. Es una vergüenza para el mundo entero.
Verónica Domínguez
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