La clase bancaria vasca habla de lágrimas de cocodrilo, y también de despedida. En la Junta General de Accionistas del BBVA, celebrada el pasado sábado en Bilbao, Francisco González no pudo evitar que le embargara la emoción al referirse al trabajo de los 80.000 empleados de BBVA. Y esto le honra, porque cuando se fusionaron ambos bancos, sumaban 110.000 trabajadores, mientras la cifra de negocio ha aumentado. Es decir, que resulta pertinente agradecer los servicios prestados a una plantilla sobre explotada.
Es más, la Junta fue de guante blanco. FG no insultó a ningún accionista, lo cual llamó la atención, pero lo cierto es que tampoco hubo accionistas díscolos, sino los peticionarios de siempre. Los díscolos, los que aportan argumentos serios, han decidido que las juntas de accionistas no sirven para nada: el presidente acude con un 70, 80 o 90 por cien de los votos y con una 'cla' de apoyo compuesta, en el caso del BBVA, por más de un millar de directivos (como no había local en Bilbao que pudiera acogerles, se les invitó a comer en el propio Palacio Euskalduna, foro del acto).
Ni una palabra sobre el cesado vicepresidente Juan María Caínzos, ni sobre Jaume Tomás, que se retiraba por razones de edad, ni por Gregorio Marañón, el hombre que en su día accediera al Consejo de Argentaria porque así lo recomendó Narcís Serra (otro político que empieza a frecuentar consejos de Administración, en este caso el de Caixa Catalunya).
La verdad es que el Consejo de Administración de BBVA está reducido al mínimo, y en el equipo directivo quedan pocos que puedan hacerle frente a FG sin temor a perder el puesto, destrozar su carrera y recomenzar desde cero.
Pero otro sector del banco considera que las lágrimas de FG tenían otro significado. La pregunta es: ¿Siente este corredor de Bolsa que está cubriendo su última etapa? En otras palabras, ¿siente que con Mariano Rajoy en la Presidencia él puede salir de BBVA, quizás para ser sustituido por aquel que le nombró, por Rodrigo Rato?
En el entretanto, FG ha hecho el último favor político a José María Aznar. Aprovechando la caravana de periodistas hispanoamericanos que se ha traído a la Junta, les ha puesto a tiro a Aznar para que el presidente saliente, convencido de que el mundo hispano es... el Tercer Mundo, les pida seguridad jurídica y un sistema judicial independiente en Iberoamérica. Como si eso dependiera de los medios informativos.
Y es que Aznar no descuida ningún frente ahora que se marcha al paro: le gusta la Secretaría General de la ONU, le gusta Bruselas y le gustaría liderar la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Sí señor, FG le ha hecho un favor.