Sr. Director:
Al hilo de la polémica de los preservativos, nos parecen muy falaces las afirmaciones vertidas en el diario El País de 23 de enero por el profesor Fernando Vidal, de la Universidad Pontificia de Comillas ("(Los métodos naturales) Son los más artificiales del mundo, y parecen pensados más para la ganadería que para los humanos". Mayor rechazo nos produce el que este señor se arrogue una suerte de portavocía de los creyentes al oponerse al Magisterio en dicho punto ("Los católicos tenemos resuelto este asunto", declara por su cuenta y riesgo).
Como marido y mujer, no encontramos qué puede tener de pecuario o de inhumano el renunciar al acto sexual durante apenas dos semanas al mes cuando, asumiendo la doctrina de la Iglesia, decidimos emplear un método natural. Si a una pareja cristiana ni siquiera se le puede pedir ya eso, qué va a ser de la fe como vuelvan a asomar las persecuciones. Tampoco entendemos bien lo que estos métodos puedan tener de 'más artificiales' (o lo que los dispositivos, pastillas, vainas, parches o complejos hormonales de menos), si determinar los períodos fértiles e infértiles nos resulta más inocuo y sencillo que beber de un manantial. Y sin un solo fallo en catorce años de matrimonio. Añadimos aun que, a pesar de las dificultades, nuestra vida conyugal está llena de bendiciones, con una unión cada día más sólida y cuatro niños como cuatro soles. A ambos nos parece, en fin, que al sociólogo de la Pontificia le cuadra el verso de Machado : Desprecia cuanto ignora.
Miguel Ángel García y Gracia Aparicio
MAgarcia@pdi.ucam.edu