La tonadillera Isabel Pantoja fue escoltada por la policía a la entrada del juzgado. La cantante está acusada del blanqueo de dinero y se enfrenta a la petición de la Fiscalía de tres años y medio de cárcel y una multa de 3,6 millones de euros. Prestó su imagen, hace algún tiempo, a diversas marcas comerciales.
Queda claro que si el comportamiento privado de un popular es incorrecto, cuando su ética o moral quedan en entredicho, su imagen sale dañada. Por ello, es muy probable que la imagen, del producto anunciado resulte al mismo tiempo lesionado.
Los futbolistas del club inglés Manchester United prestan su imagen a unas líneas aéreas. El cantante norteamericano Justin Timberlake es el embajador de una marca de automóviles. Leonardo DiCaprio, Jimmy Wales (fundador de Wikipedia), el jugador de fútbol Michael Owen, El tenista Roger Federer y la actriz Deepika Padukone son prescriptores de diversas marcas de relojes. La actriz norteamericana Sienna Miller exhibe su palmito para promocionar a unos grandes almacenes. El corredor Keep Walking, la actriz Mónica Bellucci y el actor Benicio del Toro prestan su imagen a una marca de bebidas espirituosas. El Jugador Cristiano Ronaldo es el prescriptor de una entidad bancaria. La actriz Elsa Pataky presta su imagen a una marca de cosméticos.
Los vemos todos los días y a todas las horas. En las pantallas de las televisiones, las páginas de las revistas y periódicos, las ondas radiofónicas y las vallas publicitarias. Nos hablan caras y voces famosas.
La tentadora y millonaria oferta lleva a que los personajes más conocidos del mundo saluden al público desde el escaparate publicitario para dar consejos de las excelentes cualidades de los más diversos productos.
Todas las decisiones promocionales que no se orienten al respeto de las personas y a la veracidad del mensaje son un fracaso. Hacer un uso continuo de los famosos no es lo más deseable. Y no hay que olvidar que la publicidad anuncia bienes y servicios, no figuras ni rostros.
Clemente Ferrer
clementeferrer3@gmail.com
