Los ciudadanos españoles nos sentimos como auténticos peleles, manejados unas veces por unos y otras por otros, sin que lleguemos a convencernos de ello y sin tomar las medidas necesarias para que deje de ser así.
La demagogia de los políticos de izquierdas es de tal magnitud que engancha a muchos ciudadanos y les ciega para poder percibir con acierto la realidad.
Primero fue el inútil Zapatero que nos sumió en una crisis mayor de la que hubiera sido normal, por su ocultación de la misma, y su incapacidad para solucionarla. Solamente sabe imponer su perversa ideología a las nuevas generaciones, destruir los valores que siempre tuvieron, reducir las libertades y mentir en todo.
Ahora son los sindicatos amarillos que nos toca padecer, éstos no incapaces, pero sí pérfidos por su defensa de las ingentes subvenciones que reciben de los impuestos de los españoles y que les asigna el Gobierno inane. Y son ellos porque defendiendo su derecho a la huelga, atentan contra el derecho a la libertad de movernos a los ciudadanos, pretendiendo dejarnos sin los necesarios y legales servicios mínimos en los transportes, con lo que trastocan nuestras vidas haciendo que tengamos que cambiar planes y suframos las consecuencias de que ellos no hayan querido tomar decisiones a tiempo y manifestado en su día la inutilidad de Zapatero para gobernar en nuestro país y solucionar los graves problemas que tenemos.
Pablo Delgado