El paro ha bajado con fuerza durante el mes de junio, ha sido una magnífica noticia que viene a confirmar la tendencia de los últimos meses.
Estamos ante el mejor semestre desde el año 2005. No obstante pienso que sería irresponsable lanzar las campanas al vuelo y comenzar a hablar de brotes verdes cara a la galería. Sabemos bien a dónde conduce eso.
Hay datos para mantener el optimismo dentro de una razonable prudencia. Junio suele ser un buen mes, gracias sobre todo al empleo estacional, vinculado especialmente al sector servicios.
Por otra parte, no se puede obviar que el importante descenso del paro no ha ido acompañado de un aumento en las contrataciones, lo que sugiere que un buen número de desempleados no pasaron por las Oficinas de Empleo.
Los buenos indicadores económicos no son sinónimo de salida inmediata de la crisis, que es una cuestión estructural mucho más profunda. Conviene seguir trabajando en la misma línea, poniendo en marcha las reformas necesarias para que el futuro crecimiento se transforme con facilidad en empleo.
Tenemos que mejorar la educación, especialmente la formación profesional, y disponer de una administración eficiente. No es momento para la euforia, pero tampoco de echar mano de ese pesimismo tan nuestro. El vaso está medio lleno y nos hace mucho bien verlo así.
Pedro García