Wolfgang Schauble, ministro de Finanzas de Alemania, sorprende ahora con un giro de 360 grados en su actitud hacia General Motors. Continúa insistiendo en la devolución del crédito puente de 1.500 millones de euros concedido a la multinacional estadounidense para reflotar Opel, pero deja abierta la posibilidad de nuevas ayudas, según declaraciones al diario alemán Neuen Presse.
La ruptura del proceso de venta de Opel a Magna devolvió la pelota a General Motors cuando el Gobierno alemán tenía todas las de ganar. Sus negociaciones con la multinacional canadiense para mantener abiertas las plantas alemanas a cambio de subvenciones habían satisfecho a los trabajadores/votantes del país. Las críticas del resto de los miembros de la UE, afectados por las medidas de Merkel, no han hecho mella en la canciller. Al contrario, Alemania parece estar dispuesta a repetir la estrategia de subvenciones a cambio de que no se cierren sus fábricas. Si funciona, a los sindicatos alemanes se les olvidará la solidaridad europea que ahora reclaman.